»¡Cuánto fueron amados! ¡Cuán maravillosos eran Saúl y Jonatán! ¡Inseparables fueron en la vida y en la muerte! Eran más rápidos que las águilas, más fuertes que los leones.
Joel 2:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Atacan como soldados de infantería perfectamente entrenados; escalan las murallas como guerreros adiestrados. Marchan de frente, siempre en orden, bien disciplinados. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Como valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; cada cual marchará por su camino, y no torcerá su rumbo. Biblia Nueva Traducción Viviente Los agresores marchan como guerreros y escalan los muros de la ciudad como soldados. Marchan hacia adelante, sin romper filas. Biblia Católica (Latinoamericana) Corren como valientes, como asaltantes suben las murallas; cada uno va delante sin equivocarse de camino. La Biblia Textual 3a Edicion Corren como poderosos, Escalan el muro como hombres de guerra, Cada cual marcha por sus filas sin perder el rumbo; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Corren como campeones, como guerreros que escalan los muros. Cada cual avanza en línea recta sin desviarse de su ruta. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como hombres valientes correrán, como hombres de guerra subirán el muro; y cada cual marchará en sus caminos, y no romperán sus filas. |
»¡Cuánto fueron amados! ¡Cuán maravillosos eran Saúl y Jonatán! ¡Inseparables fueron en la vida y en la muerte! Eran más rápidos que las águilas, más fuertes que los leones.
Cuando el mensaje insultante de los jebuseos llegó a oídos de David, les dijo a sus soldados: «¡Vayan y ataquen a esos jebuseos! ¡Suban por el canal del agua y podrán matar a esos ciegos y cojos que tanto aborrezco!». Este es el origen del dicho: «Ni los ciegos ni los cojos pueden entrar al templo».
recorre el espacio tan resplandeciente como el novio que viene de su boda, tan alegre como el atleta que espera participar en una carrera.
las langostas, que aunque no tienen rey, marchan en formación perfecta;
Ataquen la ciudad y causen mucho daño, pero no la destruyan del todo. Desciende a los viñedos y destrúyelos, pero deja con vida unos cuantos esparcidos. Arranca los sarmientos de cada vid, pues no son del Señor.
Jamás se estorban entre sí en la batalla. Cada uno está en el lugar que le corresponde y atacan con método y furia.
Cubren la ciudad como un enjambre; trepan con facilidad sobre las murallas defensivas, suben a los techos de las casas y entran como ladrones a través de las ventanas.