Pero después de un tiempo, el arroyo se secó, porque no llovía en ningún lugar de la tierra.
Joel 1:20 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Aun los animales salvajes claman a ti por ayuda, porque se secaron los riachuelos y los pastizales se marchitaron. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Las bestias del campo bramarán también a ti, porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderas del desierto. Biblia Nueva Traducción Viviente Hasta los animales salvajes claman a ti porque los arroyos se secaron y el fuego ha devorado los pastos del desierto. Biblia Católica (Latinoamericana) Hasta las bestias del campo se vuelven a ti ávidas porque se han secado los arroyos y el fuego ha devorado los prados del llano. La Biblia Textual 3a Edicion También las bestias del campo braman a ti, Porque los cauces de agua se han secado, Y el fuego devoró los pastizales del campo.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hasta las bestias del campo rugen por ti, porque se han secado los cauces de agua y el fuego ha devorado los pastizales de la estepa. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Las bestias del campo braman también a ti; porque se secaron los arroyos de las aguas, y fuego consumió las praderías del desierto. |
Pero después de un tiempo, el arroyo se secó, porque no llovía en ningún lugar de la tierra.
Aquel mismo día, mientras Elías iba al encuentro del rey Acab, este le había dicho a Abdías: «Debemos recorrer la tierra en busca de arroyos y ríos. Es probable que encontremos pasto para alimentar los caballos y las mulas, porque si no, se van a morir de hambre».
¿Quién alimenta a los cuervos cuando sus polluelos claman a Dios, y se agitan hambrientos en sus nidos?
Entonces rugen los leoncillos pidiendo alimento, pero en manos del Señor están.
Los ojos de toda la humanidad te buscan esperando auxilio; tú les das el alimento que necesitan.
Él alimenta a las bestias salvajes y los polluelos del cuervo lo llaman a él pidiéndole comida.
La tierra está reseca y agrietada por falta de lluvia; los granjeros están temerosos por la reseca, y también ellos se cubren la cabeza.
Los antiguos profetas que nos precedieron a ti y a mí hablaron contra muchas naciones, siempre con advertencias de guerra, hambre y pestes.
¡El ganado muge por el hambre! ¡Los bueyes corren como locos, porque no tienen pasto! ¡También las ovejas están sufriendo!