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Jeremías 7:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

¿Es a mí a quien perjudican?, pregunta el Señor. ¡A sí mismos es a quien más dañan, para vergüenza suya!

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová. ¿No obran más bien ellos mismos su propia confusión?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¿Soy yo al que ellos perjudican? —pregunta el Señor—. Más que nada se perjudican a sí mismos, para su propia vergüenza».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero, ¿es a mí, acaso, a quien rebajan con eso, dice Yavé? ¿No es más bien a ellos mismos, para su propia deshonra?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿A mí me provocan a ira? dice YHVH, ¿Acaso no actúan para su propia vergüenza?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Es a mí a quien ofenden? -aráculo de Yahveh-. ¿No es más bien a sí mismos, para su propia vergüenza?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Me provocarán ellos a ira? dice Jehová, ¿No obran más bien ellos mismos para confusión de sus rostros?

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Jeremías 7:19
21 Tagairtí Cros  

Nuestra historia ha sido una historia de pecado. Por esto es que nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes fuimos entregados en manos de reyes paganos, quienes nos hirieron, nos tomaron cautivos, nos robaron, y nos humillaron en público. Y hasta hoy esto nos sucede.


Si pecas, ¿conmoverás con ello el cielo y derribarás a Dios de su trono? Aunque peques una y otra vez, ¿en qué lo afectarás a él?


Pero si continúan volviéndome las espaldas y negándose a escucharme, morirán a manos de sus enemigos. Yo, el Señor, se los aseguro.


Por tanto, así dice el Señor, el Señor Todopoderoso, el Poderoso de Israel, dice: ¡Derramaré mi ira sobre ustedes, enemigos tuyos!


Todos los que adoran ídolos se verán desengañados y avergonzados,


La madre de siete hijos flaqueará y se desmayará de dolor porque se los mataron a todos. Ella sentirá que todo se vuelve negro por el dolor que la embarga, a pesar de ser de pleno día. Allí está Jerusalén sentada como estéril, avergonzada, porque a los sobrevivientes los rematarán los enemigos, dice el Señor.


¿No se dan cuenta aún que ustedes se han acarreado esto al rebelarse contra el Señor su Dios cuando él quería guiarlos y mostrarles la forma correcta de vivir?


Su propia maldad será su castigo. Verán lo malo y amargo que es rebelarse contra el Señor su Dios, abandonándolo sin temor, dice el Señor, el Señor de los ejércitos.


Pero el Señor está junto a mí como gran guerrero, y delante de él, el Poderoso, el Terrible, ellos no pueden hacer nada. No pueden derrotarme; serán avergonzados y completamente humillados, y sobre ellos caerá un castigo muy duro.


Y ahora todos tus aliados han desaparecido con un soplo del viento. A todos tus amigos se los llevaron como esclavos. Sin duda por fin comprenderás tu maldad y tendrás vergüenza.


Pero no quieren escuchar; tercos, me han enfurecido con sus ídolos. Así se han hecho merecedores de todo el mal que se les ha venido encima.


Aceptemos nuestra vergüenza y deshonra, que desde nuestra niñez nosotros y nuestros antepasados hemos pecado contra el Señor nuestro Dios, y que no le hemos obedecido».


Escuchen el llanto de mi pueblo por toda la tierra: «¿En dónde está el Señor?», preguntan, «¿nos ha abandonado Dios?». ¡Ay! ¿Por qué me han provocado con sus ídolos labrados y sus perversos ritos extraños?, responde el Señor.


Escuchen a Jerusalén llorando desesperada: «¡Estamos arruinados! ¡Nos ha sobrevenido el desastre! ¡Tenemos que abandonar nuestra patria y nuestros hogares!».


Y agregaste a tu lista de amantes a los egipcios, de grandes penes, con quienes te aliaste en tu prostitución. ¡Mi cólera es grande!


¿Qué, pues? ¿Nos arriesgaremos a poner celoso al Señor? ¿Somos más fuertes que él?


Israel comenzó a seguir a dioses ajenos, y el Señor se airó; sintió celos por su pueblo.