Sedequías hijo de Quenaná, que era uno de los falsos profetas, hizo unos cuernos de hierro y declaró: ―El Señor promete que con estos cuernos cornearás a los sirios hasta destruirlos.
Jeremías 27:2 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Hazte un yugo y póntelo al cuello atado con correas como quien enyuga un buey para arar. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Jehová me ha dicho así: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; Biblia Nueva Traducción Viviente Esto me dijo el Señor: «Hazte un yugo y átatelo al cuello con correas de cuero. Biblia Católica (Latinoamericana) le llegó a Jeremías una palabra de Yavé: 'Búscate unos cordeles y un yugo, y colócatelo al cuello, La Biblia Textual 3a Edicion Así me dice YHVH: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu misma cerviz, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yahveh me dijo así: hazte unas coyundas y un yugo, y póntelo al cuello. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Así me dijo Jehová: Hazte coyundas y yugos, y ponlos sobre tu cuello; |
Sedequías hijo de Quenaná, que era uno de los falsos profetas, hizo unos cuernos de hierro y declaró: ―El Señor promete que con estos cuernos cornearás a los sirios hasta destruirlos.
Pero al pueblo de toda nación que se someta al rey de Babilonia se le permitirá quedarse en su propio país y cultivar la tierra como de costumbre.
Jeremías le repitió todas estas profecías a Sedequías, rey de Judá: Si deseas vivir, sométete al rey de Babilonia, le dijo.
Pues en aquel día, dice el Señor de los ejércitos, yo quebrantaré ese dominio extranjero que pesa sobre ti como yugo y te haré libre,
Cuando yo venga para quebrar el poder de Egipto será un día tenebroso en Tafnes también; una nube oscura la cubrirá y sus hijas serán llevadas cautivas.
»Prepara cadenas para mi pueblo pues la tierra está llena de crímenes sangrientos. Jerusalén está llena de violencia, así que esclavizaré a su gente.
Esto es lo que Dios el Señor me mostró en una visión: Él estaba preparando un vasto enjambre de langostas para destruir toda la cosecha que le pertenecía al pueblo. La primera cosecha, que era para el rey, ya se la habían entregado a él.
Luego Dios el Señor me mostró un gran incendio que él había preparado para castigar a los israelitas. Era tan violento que había ya secado las aguas y estaba secando toda la tierra.