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Amós 7:4 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

4 Luego Dios el Señor me mostró un gran incendio que él había preparado para castigar a los israelitas. Era tan violento que había ya secado las aguas y estaba secando toda la tierra.

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Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

4 Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Después el Señor Soberano me mostró otra visión. Lo vi preparándose para castigar a su pueblo con un gran fuego. El fuego había quemado las profundidades del mar e iba devorando toda la tierra.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 En seguida, el Señor me mostró otra cosa: El Señor llamaba al fuego para que secara los manantiales y marchitara los campos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Adonay YHVH me mostró así: He aquí Adonay YHVH llamaba° a juicio mediante el fuego, y había consumido el gran abismo, e iba a devorar la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Esto me mostró el Señor Yahveh: he aquí al Señor Yahveh, que llegaba a juzgar por el fuego: el fuego devoró el gran abismo y comenzaba a devorar el campo.

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Amós 7:4
22 Tagairtí Cros  

Mi ira contra Israel ya terminó. Si hallo que la acosan zarzas y espinas, las quemaré, a menos que estos enemigos tuyos se rindan y supliquen mi paz y mi protección.


Estoy listo a juzgarte por el mal que estás cometiendo. ¡Pronto! ¡Haz justicia a los que juzgas! Comienza a hacer lo justo antes que mi terrible enojo caiga sobre ti como un fuego que nadie puede apagar.


Dediquen al Señor su mente y corazón, y no sólo su cuerpo como lo simbolizan al cortar parte de la piel del pene, o de otro modo mi cólera se encenderá y con ella los castigaré tanto que parecerá como un incendio que no se puede apagar.


Pues el Señor dice: “¡Yo estoy contra ti, Israel, te atacaré con mucha fuerza y destruiré a tu gente con violentos tajos de espada, buenos y malos por igual serán eliminados!


¡Señor, ayúdanos, pues el fuego ha devorado los pastos, las llamas han quemado todos los árboles!


También pondré extrañas señales en la tierra y en el cielo: sangre, fuego y columnas de humo.


Entonces salió fuego de la presencia del Señor que los quemó y mató.


En castigo por eso yo prenderé fuego al palacio del rey Jazael y destruiré las fortalezas defensivas que se encuentran en Ben Adad.


En castigo por eso yo prenderé fuego a las murallas de Gaza y destruiré todas sus fortalezas defensivas.


En castigo por eso yo destruiré a Judá con fuego, y consumirá también todos los palacios de Jerusalén».


»Les destruí algunas de sus ciudades, como lo hice con Sodoma y Gomorra; las que quedan son sólo como tizones arrebatados del fuego. Pero no sirvió de nada, pues ni siquiera por ello ustedes acudieron a mí para que los ayudara. Lo ha dicho el Señor.


¡Acudan al Señor y él protegerá sus vidas! Si no lo hacen, él vendrá sobre Israel como fuego y lo consumirá, y ninguno de los ídolos de Betel en los que ustedes tanto confían podrá apagar ese fuego.


Esto es lo que Dios el Señor me mostró en una visión: Él estaba preparando un vasto enjambre de langostas para destruir toda la cosecha que le pertenecía al pueblo. La primera cosecha, que era para el rey, ya se la habían entregado a él.


Luego me mostró esto: El Señor estaba parado al lado de una pared y tenía en su mano una plomada, de las que usan los albañiles para comprobar si una pared está recta.


Es tanto el poder y la fuerza que irradia, que los montes se derriten a su paso y fluyen como cera puesta en el fuego; los valles se dividen como cortados por las aguas que se desbordan con fuerza.


¿Quién puede permanecer en pie ante la cólera de Dios? Su enojo es como el ardor del fuego, que es capaz de arrasar con todo lo que se ponga a su paso; hasta las montañas tiemblan cuando Dios da rienda suelta a su enojo.


Enseguida descendió fuego del Señor y quemó a los doscientos cincuenta hombres que estaban ofreciéndole incienso.


Porque mi ira se ha encendido como un fuego que quema los abismos profundos, consume la tierra y todos sus productos, y enciende las montañas con fuego.


Y en cuanto a los ángeles, dijo: «Él hace que sus ángeles sean mensajeros y que sus servidores sean como llamas de fuego».


Al levantar la vista, contemplé en el cielo una puerta abierta; y la voz que había escuchado antes, estridente como toque de trompeta, me dijo: «Sube acá y te mostraré lo que va a ocurrir después de esto».


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