»Deberán dar el diezmo de sus cosechas y de sus vinos, y el pago de rescate de sus hijos primogénitos.
Jeremías 2:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 En aquellos días Israel era un pueblo santo, el primogénito de mis hijos. A todos los que lo perjudicaban se les culpaba gravemente, y eran castigados con mucha rigidez. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Santo era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoraban eran culpables; mal venía sobre ellos, dice Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente En esos días Israel estaba consagrado al Señor; era el primero de sus hijos. Todos los que lastimaron a su pueblo fueron declarados culpables, y sobre ellos cayó la calamidad. ¡Yo, el Señor, he hablado!”». Biblia Católica (Latinoamericana) Israel era la cosa sagrada de Yavé, la parte mejor de su cosecha. Quien comiera de sus frutos tenía que pagar y pronto le venía la desgracia, palabra de Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Israel era santidad a YHVH, Primicias de su cosecha, Quien osaba comer de ella lo pagaba, La calamidad venía sobre ellos: Oráculo de YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Santo para Yahveh era Israel, primicia de su cosecha; cuantos lo comían, pecaban, les llegaba la desgracia -oráculo de Yahveh-. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Santidad era Israel a Jehová, primicias de sus nuevos frutos. Todos los que le devoran injuriarán; mal vendrá sobre ellos, dice Jehová. |
»Deberán dar el diezmo de sus cosechas y de sus vinos, y el pago de rescate de sus hijos primogénitos.
»También celebrarán la fiesta de las Primicias, en la que me ofrecerán las primicias de la cosecha. Y finalmente, la fiesta de la Cosecha, cuando termine el trabajo de recolección de la cosecha.
¡Mira, todos tus furiosos enemigos están echados, confusos y esparcidos! Todo el que se te oponga morirá.
Porque enojado estuve con mi pueblo Israel y comencé a castigarlos un poco permitiendo que cayeran en tus manos, oh Babilonia. Pero fuiste despiadada con ellos. Hasta a los ancianos obligaste a llevar pesadas cargas.
Y ahora el Señor dice así a las naciones perversas, las que rodean la tierra que Dios dio a su pueblo Israel: ¡Miren, de su tierra los echaré así como Judá será echada de la suya!
Oh habitantes de Israel, dice el Señor, aclárenme lo siguiente: ¿Por qué me abandonaron sus padres? ¿Qué hallaron torcido en mí que los apartó de la forma de vida que les mostré y los convirtió en necios adoradores de ídolos?
Pero en aquel día venidero, todos los que los destruyen serán destruidos, y todos sus enemigos les servirán como esclavos. A los que les roban se les robará, y los que los atacan serán atacados. ¡A todos pagaré con su propia moneda!
Quienes los encontraban los devoraban, diciendo: «Tenemos permiso para atacarlos a nuestro antojo, porque han pecado contra el Señor, el Dios de justicia, la esperanza de sus antepasados».
Esto que va a suceder ustedes se lo contarán a sus hijos y ellos, a su vez, se lo contarán a sus propios hijos, de modo que la historia se irá contando de una generación a otra.
¡Cuánto van a sufrir aquellos que viven tan tranquilos en Jerusalén! ¡Cuánto van a sufrir aquéllos que viven tan seguros en Samaria! ¡Cuánto van a sufrir aquellos que se creen los más importantes del país, a quienes acuden los israelitas en busca de ayuda!
Pasan como el huracán que todo lo destruye; pero su gran error es creer que de su dios les viene el inmenso poder que tienen».
Estoy encolerizado con las naciones paganas que viven tan tranquilas, porque se aprovecharon de que estuve enojado un poco con mi pueblo, y estas naciones aprovecharon para afligir a mi pueblo mucho más de lo que debían.
El Señor Todopoderoso me ha enviado a decirles a las naciones que los oprimieron: «¡El que hace daño a mi pueblo lo pagará muy caro! ¡Quien daña a Israel es como si lastimara la niña de mis ojos!
»También son tuyos los primeros frutos de la cosecha que el pueblo trae para ofrecer al Señor: lo mejor del aceite de oliva, del grano
Cuando se consagra la parte de la masa que se le va a dar a Dios como primeros frutos, se consagra toda la masa. Si la raíz de un árbol es santa, las ramas lo son también.
Salúdenme también a las personas que se congregan a adorar al Señor en la casa de Priscila y Aquila. También a Epeneto, mi gran amigo, él fue el primero en convertirse al cristianismo en Asia.
Desde antes que formara el mundo, Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de Cristo, y resolvió hacernos santos y sin falta ante su presencia.
Ustedes pertenecen exclusivamente al Señor su Dios, y él los ha elegido para que sean su posesión única entre las demás naciones de la tierra.
y que si lo haces, él te exaltará sobre todas las demás naciones, haciendo que recibas el honor, el elogio y la fama. Pero para alcanzar ese honor y fama debes ser un pueblo santo consagrado al Señor tu Dios, de la manera que él lo pide».
Porque eres una nación santa, consagrada al Señor tu Dios. Él te ha elegido de entre todos los pueblos de la tierra para ser su pueblo escogido.
Él quiso darnos vida por medio de la palabra de verdad, para que fuéramos los primeros frutos de su creación.
Pero ustedes son una familia escogida, son sacerdotes reales y son una nación santa. Son un pueblo que Dios compró para que anuncien sus obras extraordinarias; él fue quien los llamó de las tinieblas a su luz maravillosa.
Lo podían cantar porque se mantuvieron puros como vírgenes y porque seguían al Cordero adondequiera que iba. Aquellos fueron comprados de entre la humanidad como los primeros frutos para Dios y para el Cordero.