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Jeremías 19:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Pues yo trastornaré los planes de batalla de Judá y Jerusalén, y dejaré que los ejércitos invasores los aniquilen aquí y dejen sus cadáveres como carroña para buitres y fieras salvajes.

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Biblia Reina Valera 1960

Y desvaneceré el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar, y les haré caer a espada delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus cuerpos para comida a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»”’Trastornaré los planes cuidadosos de Judá y Jerusalén. Dejaré que los ejércitos invasores masacren a la gente y dejaré los cadáveres como comida para los buitres y los animales salvajes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Reduciré a nada las esperanzas de Judá y Jerusalén en este lugar; los haré caer bajo la espada de sus enemigos, a manos de los que buscan su muerte; daré sus cadáveres por comida a las aves de rapiña y a las fieras salvajes.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y haré nulo el consejo de Judá y de Jerusalem en este lugar, y los haré caer a espada ante sus enemigos, y en mano de quienes buscan su vida, y daré sus cadáveres como pasto a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues voy a frustrar el plan de Judá y de Jerusalén en este lugar, haciéndolos caer a espada ante sus enemigos y a mano de quienes atentan contra su vida y dando sus cadáveres como pasto a las aves del cielo y a las fieras de la tierra.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y anularé el consejo de Judá y de Jerusalén en este lugar; y les haré caer a espada delante de sus enemigos, y en las manos de los que buscan sus vidas; y daré sus cadáveres para comida de las aves del cielo y de las bestias de la tierra:

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Jeremías 19:7
32 Tagairtí Cros  

Rechazaré aun a los pocos de mi pueblo que han quedado, y los entregaré como despojo y botín en manos de sus enemigos.


Nadie, por inteligente o sabio que sea, puede enfrentarse al Señor.


me vengaré espantosamente de estos hipócritas, y entonteceré a sus más sabios consejeros.


Y si te preguntan: ¿A dónde podemos ir?, infórmales que el Señor dice: Los destinados a morir, a la muerte; los destinados a morir en la guerra, a la guerra; los que han de morir de hambre, al hambre; y los del cautiverio, al cautiverio.


La madre de siete hijos flaqueará y se desmayará de dolor porque se los mataron a todos. Ella sentirá que todo se vuelve negro por el dolor que la embarga, a pesar de ser de pleno día. Allí está Jerusalén sentada como estéril, avergonzada, porque a los sobrevivientes los rematarán los enemigos, dice el Señor.


morirán a causa de guerras y hambrunas. Nadie llevará luto por ellos ni los enterrarán, sino que sus cadáveres yacerán por tierra para pudrirse y abonar el campo. Sus pellejos serán destrozados por buitres y fieras.


Ahora, Señor, ¡mi deseo es que mueran de hambre sus hijos y les caigan encima guerras terribles! ¡Que queden viudas sus mujeres y pierdan todos sus hijos! ¡Que mueran sus hombres por la peste y sus muchachos en la batalla!


Y finalmente entregaré al propio rey Sedequías y a todo el resto que haya quedado en la ciudad en poder del rey Nabucodonosor de Babilonia, para que los mate sin piedad ni misericordia.


Lo enterrarán como si fuera un burro: lo sacarán de Jerusalén a rastras y lo echarán en el muladar más allá de los límites de la ciudad.


Sí, daré esta ciudad a los babilonios y a Nabucodonosor, su rey; él la conquistará.


Los entregaré a sus enemigos y los matarán. Daré sus cadáveres como alimento a los buitres y a las fieras.


Los entregaré en poder de quienes quieren matarlos, en poder de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y de su ejército. Pero luego la tierra se recuperará de los desastres de la guerra, y será repoblada.


Los cadáveres de mi pueblo serán carroña para las aves y las fieras, pues no quedará ni siquiera quien las espante.


Desenterrará sus huesos y los esparcirá por la tierra ante el sol, la luna y las estrellas, ¡dioses de mi pueblo, a quienes ellos han amado y adorado! Sus huesos no volverán a recogerse ni a enterrarse sino que serán esparcidos como estiércol en la tierra.


¿Cómo pueden decir: «Las leyes del Señor entendemos», cuando sus maestros las han torcido, dándoles interpretaciones contrarias a lo que yo dije?


Por esta falsificación calculada serán avergonzados con el cautiverio estos que se creen sabios maestros, pues han rechazado la palabra del Señor. ¡Y eso que se creen tan sabios!


¿Puede acaso suceder algo sin el permiso de Dios?


Me volveré contra ustedes, y huirán delante de sus enemigos. Los que los odian los gobernarán, y ustedes huirán sin que nadie los persiga.


Haré que todo el castigo anunciado en mi ley caiga sobre ustedes. Huirán a las ciudades y enviaré plagas contra ustedes allí. Serán conquistados por sus enemigos.


¿Quiere decir esto que si tenemos fe la ley no tiene valor alguno? ¡Por supuesto que no! Más bien, reafirmamos la ley.


Porque si los que reciben la herencia son los que obedecen la ley, entonces la promesa de Dios carece de valor y es una tontería tener fe.


Hoy el Señor te vencerá y yo te mataré y te cortaré la cabeza, y daré tu cadáver y el de tus compañeros a las aves de rapiña y a los animales salvajes. Así todo el mundo sabrá que hay Dios en Israel,