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Levítico 26:17 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

17 Me volveré contra ustedes, y huirán delante de sus enemigos. Los que los odian los gobernarán, y ustedes huirán sin que nadie los persiga.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Pondré mi rostro contra vosotros, y seréis heridos delante de vuestros enemigos; y los que os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Me volveré contra ustedes, y sus enemigos los derrotarán. Aquellos quienes los odian los gobernarán, y ustedes huirán, ¡aun cuando nadie los esté persiguiendo!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Me volveré contra ustedes y serán derrotados ante el enemigo; ustedes no resistirán a sus adversarios y huirán sin que nadie los persiga.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Pondré mi rostro contra vosotros y seréis derrotados delante de vuestros enemigos, y quienes os aborrecen se enseñorearán de vosotros, y huiréis sin que haya quien os persiga.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Yo me volveré contra vosotros, y seréis derrotados por vuestros enemigos; os dominarán los que os odian y huiréis sin que nadie os persiga.

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Levítico 26:17
30 Tagairtí Cros  

Cuando trabajes la tierra, no te dará cosechas. Vivirás en el mundo como un fugitivo, sin poder encontrar descanso.


»Y cuando tu pueblo peque y sus enemigos lo derroten, óyelos desde los cielos y perdónalos, si ellos se convierten a ti nuevamente y confiesan que tú eres su Dios. Hazlos volver a esta tierra que les diste a sus padres.


Por eso, el Señor se airó contra Israel, y permitió que Jazael, rey de Siria, y su hijo Ben Adad los vencieran muchas veces.


Fue tanto el daño que el rey de Siria le había ocasionado a Israel, que sólo le quedaron cincuenta hombres de caballería, diez carros de combate y diez mil hombres de infantería.


Nos hiciste retroceder ante nuestros enemigos. Los que están en contra nuestra, han saqueado nuestros campos.


Pero pronto un inaudito terror les sobrevendrá. Dios esparcirá los huesos de esos enemigos suyos. Están condenados, porque Dios los ha rechazado.


¡Quiera Dios que de Sion venga la salvación para Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo, Jacob gritará de alegría; Israel se regocijará.


El malvado huye sin que nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como león.


Uno de ellos perseguirá a mil de ustedes, cinco de ellos serán suficientes para esparcirlos a ustedes hasta que no queden ni dos juntos. Ustedes serán como árboles solitarios en las cumbres de los montes lejanos».


¡Pero ellos volvieron a rebelarse y ofendieron a su Santo Espíritu! Por eso se transformó él en su adversario y los combatió personalmente.


Pues yo trastornaré los planes de batalla de Judá y Jerusalén, y dejaré que los ejércitos invasores los aniquilen aquí y dejen sus cadáveres como carroña para buitres y fieras salvajes.


Por lo tanto el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel, dice: ¡Mi atención está puesta en ustedes y estoy planeando la manera de castigarlos!


Sus enemigos dominan sobre Jerusalén, y están alegres por el dolor de la ciudad. ¡Y todo es porque el Señor ha castigado a Jerusalén por la cantidad de los delitos que ha cometido! ¡Hasta se han llevado a sus niños cautivos a tierras lejanas!


Ha atacado como si fuera un guerrero enemigo, dando muerte con sus flechas a nuestros muchachos más valiosos del país. Como el fuego que destruye una tienda valiosa, así derramó su enojo contra Jerusalén.


Y yo me pondré contra ellos para asegurar que si escapan de un fuego, caigan en otro; y entonces sabrán que yo soy el Señor.


»Castigaré a cualquiera, israelita o extranjero, que coma sangre en cualquier forma; el que lo haga será expulsado de mi pueblo.


»El Señor hará que seas derrotado por tus enemigos. Marcharás gloriosamente a la batalla, pero huirás delante de tu enemigo en completa confusión y serás causa de espanto entre todas las naciones de la tierra.


Mandaron, pues, a unos tres mil soldados a tomarla, y fueron completamente derrotados.


Durante los siguientes dieciocho años el pueblo de Israel sirvió al rey Eglón.


Por esa razón, el Señor se enojó contra Israel y dejó que el rey Cusán Risatayin de Siria oriental los conquistara. Estuvieron bajo su dominio ocho años.


Los madianitas eran tan crueles que los israelitas se fueron a vivir en las cuevas de las montañas.


Pero si se rebelan contra los mandamientos del Señor, su mano caerá pesadamente sobre ustedes como ocurrió con sus antepasados.


Mientras tanto, los filisteos habían comenzado la batalla contra Israel, y los israelitas huyeron de ellos dejando muchos muertos sobre el monte Guilboa.


Los filisteos pelearon tan desesperadamente que vencieron a Israel nuevamente. Treinta mil soldados de la infantería israelita murieron aquel día y los restantes huyeron.


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