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Jeremías 15:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Te voy a zarandear a las puertas de tus ciudades y te quitaré todo lo que tienes por valioso y arruinaré a mi propio pueblo porque se niegan a volverse a mí dejando sus conductas perversas.

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Biblia Reina Valera 1960

Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Te aventaré como el grano a las puertas de las ciudades y te quitaré tus hijos que tanto quieres. Destruiré a mi propio pueblo, porque rehusó cambiar sus malos caminos.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Los he pasado por el harnero en las ciudades del país. He dejado sin hijos a mi pueblo para que desaparezca, porque no ha querido dejar el mal camino.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Los aventaré con el aventador hasta las puertas de esta tierra,° Y los privaré de hijos. Destruiré a mi pueblo, Porque no se han vuelto de sus caminos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Los aventé con el bieldo en las puertas del país; lo dejé sin hijos, aniquilé a mi pueblo, porque de conducta no cambiaron.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y los aventaré con aventador hasta las puertas de la tierra; los dejaré sin hijos, destruiré a mi pueblo; pues no se vuelven de sus caminos.

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Jeremías 15:7
21 Tagairtí Cros  

¡Qué distinto el caso de los malvados! Son como la paja que el viento arrastra.


Los lanzarás al aire, el viento los arrastrará, los torbellinos los esparcirán. Y estarán rebosantes de júbilo del Señor, se gloriarán en el Dios de Israel.


Pero a pesar de todo este castigo no se arrepentirán ni se volverán a él, al Señor Todopoderoso.


Ahora, Señor, ¡mi deseo es que mueran de hambre sus hijos y les caigan encima guerras terribles! ¡Que queden viudas sus mujeres y pierdan todos sus hijos! ¡Que mueran sus hombres por la peste y sus muchachos en la batalla!


Señor, tú no aceptas sino la verdad. Castigándolos has tratado de hacer que reflexionen y sean honrados, pero no quieren cambiar. Los has arruinado, pero no escarmientan y se niegan a dejar su conducta malvada. Con el rostro como dura piedra por su terquedad, están empecinados en no arrepentirse.


Vendrán los aventadores y la zarandearán para que el viento se la lleve; vendrán de todos los rumbos y se lanzarán contra ella en el día de su desesperación.


Porque traicioneramente la muerte se ha metido por la ventana en sus hogares, ha quitado la vida a la flor de su juventud. Ya no hay niños y niñas jugando en las calles, ya no hay jóvenes que se reúnan en las plazas.


»Hombre mortal, en el día en que yo termine de quitarles en Jerusalén el gozo de sus corazones y su orgullo y alegría —me refiero a sus esposas e hijos e hijas—,


Mi pueblo caminará sobre ustedes nuevamente; pertenecerán a ellos de nuevo y ya no serán más lugar donde se hace guerra contra mi pueblo.


»¡No sean como sus antepasados! A ellos, los primeros profetas les rogaron en vano que dejaran de actuar de forma tan malvada. “¡Vamos, vuélvanse de nuevo en fieles devotos del Señor”, les decían en nombre del Señor. Pero no. Ellos no quisieron seguir la exhortación; no les hicieron caso a sus palabras.


Él está listo para separar la paja del trigo; quemará la paja en un fuego que nunca se apaga y guardará el trigo en su granero».


Ante tu vista tus hijos e hijas serán llevados en esclavitud. Tu corazón se quebrantará de angustia al verlos, pero no podrás ayudarlos.


Tus hijos e hijas serán raptados para ser vendidos como esclavos.