Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Jeremías 9:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

21 Porque traicioneramente la muerte se ha metido por la ventana en sus hogares, ha quitado la vida a la flor de su juventud. Ya no hay niños y niñas jugando en las calles, ya no hay jóvenes que se reúnan en las plazas.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

21 Porque la muerte ha subido por nuestras ventanas, ha entrado en nuestros palacios, para exterminar a los niños de las calles, a los jóvenes de las plazas.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

21 Pues la muerte se ha deslizado a través de nuestras ventanas y ha entrado a nuestras mansiones. Ha acabado con la flor de nuestra juventud: los niños ya no juegan en las calles, y los jóvenes ya no se reúnen en las plazas.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

21 Los cadáveres humanos yacen como guano por el campo, como gavillas tras el segador, sin que haya nadie que los recoja.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

21 Porque la Muerte ha subido por nuestras ventanas, Ha entrado en nuestros palacios, Ha arrebatado al niño en la calle, Y a los muchachos en las plazas.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

21 Caerá el cadáver del hombre, como estiércol en pleno campo y como gavilla detrás del segador, sin que haya quien lo recoja''.

Féach an chaibidil Cóip




Jeremías 9:21
17 Tagairtí Cros  

El Señor hizo que el rey de Babilonia se levantara en contra de ellos y matara a los jóvenes, a los que siguió aun dentro del templo, sin tener misericordia de jóvenes ni doncellas ni de ancianos. El Señor permitió que todos cayeran en las manos del rey de Babilonia.


Hasta los jóvenes quedan sin aliento y los muchachos se dan por vencidos.


Te voy a zarandear a las puertas de tus ciudades y te quitaré todo lo que tienes por valioso y arruinaré a mi propio pueblo porque se niegan a volverse a mí dejando sus conductas perversas.


Ahora, Señor, ¡mi deseo es que mueran de hambre sus hijos y les caigan encima guerras terribles! ¡Que queden viudas sus mujeres y pierdan todos sus hijos! ¡Que mueran sus hombres por la peste y sus muchachos en la batalla!


Y ahora el Señor, el Dios de los ejércitos, el Dios de Israel, les pregunta: ¿Por qué se dañan tanto a sí mismos? ¡Porque si siguen obrando tan mal ninguno de ustedes vivirá: ni un solo hombre, mujer, niño o niña entre los que han venido acá desde Judá, ni siquiera los niños de brazos!


Sus muchachos más valiosos caerán en la calle y morirán; todos sus guerreros serán muertos, dice el Señor.


Por todo esto estoy lleno de la cólera, dice el Señor, y se me acabó la paciencia para seguir conteniéndola. La derramaré sobre Jerusalén, aun sobre los niños que juegan en las calles, sobre las reuniones de jóvenes, sobre los esposos y las esposas y los abuelos.


Volveré muy difícil el camino de mi pueblo; padres e hijos se verán burlados, juntos caerán amigos y vecinos, dice el Señor.


Los cadáveres de mi pueblo serán carroña para las aves y las fieras, pues no quedará ni siquiera quien las espante.


Desenterrará sus huesos y los esparcirá por la tierra ante el sol, la luna y las estrellas, ¡dioses de mi pueblo, a quienes ellos han amado y adorado! Sus huesos no volverán a recogerse ni a enterrarse sino que serán esparcidos como estiércol en la tierra.


Cubren la ciudad como un enjambre; trepan con facilidad sobre las murallas defensivas, suben a los techos de las casas y entran como ladrones a través de las ventanas.


«La hermosa Israel yace débil y aplastada sobre el suelo, y no se puede levantar. No hay nadie que le brinde su apoyo para que se levante».


Acontecerá en ese día que si en una casa había diez hombres, ninguno de ellos quedará con vida.


Por haber obrado tan mal contra el Señor, él hará que ese día todos sean angustiados y anden como ciegos sin darse cuenta ni por donde caminan. Su sangre correrá por las calles, y sus cuerpos se pudrirán sobre la tierra.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí