Pero Moisés le respondió a Dios: ―No me creerán ni harán lo que les diga. Al contrario, me dirán: “¡El Señor no se te ha aparecido!”.
Jeremías 1:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 «¡Oh Señor Dios», dije yo, «no puedo hacer eso! ¡No soy más que un muchacho! ¡Ni siquiera puedo hablar con soltura!». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Biblia Nueva Traducción Viviente —Oh Señor Soberano —respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven! Biblia Católica (Latinoamericana) Yo exclamé: 'Ay, Señor, Yavé, ¡cómo podría hablar yo, que soy un muchacho!' La Biblia Textual 3a Edicion Entonces dije: ¡Ah, Adonay YHVH! He aquí, no sé hablar, porque soy joven. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero yo dije: '¡Ah, Señor Yahveh! Mira que no sé hablar, que soy un niño'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y yo dije: ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. |
Pero Moisés le respondió a Dios: ―No me creerán ni harán lo que les diga. Al contrario, me dirán: “¡El Señor no se te ha aparecido!”.
―Pero, si ni siquiera mi propio pueblo quiso oírme, ¿cómo puedo esperar que el faraón me oiga? Yo no tengo el poder de convicción —objetó Moisés.
Este es aquel Moisés que le respondió al Señor: «Yo no puedo hacerlo. Yo no tengo el poder de convicción. ¡El faraón no me oirá!».
Entonces dije: «¡Esta es mi muerte! Porque soy un pecador de boca impura, miembro de una raza pecadora, de inmunda boca, y sin embargo he mirado al Rey, al Señor Todopoderoso».
Entonces dije yo: ¡Oh Señor Dios, sus profetas les dicen que todo anda bien, que no habrá ni guerra ni hambre; le dicen al pueblo que tú sin duda les enviarás paz, que tú los bendecirás!
«¡Oh Señor Dios! Tú hiciste los cielos y la tierra con tu gran poder; no hay para ti nada demasiado difícil.
(Entonces protesté yo: «¡Pero Señor, el pueblo ha sido engañado por lo que tú dijiste, pues le prometiste que vivirían en paz! ¡Y sin embargo, ahora mismo el enemigo tiene la espada lista para matarlos!»).
Luego yo dije: «Oh Señor Dios, ¿por qué debo yo contaminarme empleando excrementos? Yo nunca antes he estado contaminado en toda mi vida. Desde que era niño hasta ahora, jamás he comido ningún animal que haya muerto enfermo o que haya encontrado lastimado o muerto, y nunca he comido de las clases de animales que nuestra ley prohíbe».
Le dijo: «Ve y dile a este joven: “Jerusalén llegará a tener tantos habitantes y tanto ganado, que será una ciudad sin murallas.