Aunque en ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, no se sentían avergonzados.
Génesis 3:7 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Tan pronto lo comieron, se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese momento, se les abrieron los ojos, y de pronto sintieron vergüenza por su desnudez. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrirse. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces se les abrieron los ojos y ambos se dieron cuenta de que estaban desnudos. Cosieron, pues, unas hojas de higuera, y se hicieron unos taparrabos. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces se les abrieron los ojos a ambos y se dieron cuenta de que estaban desnudos, y cosieron follaje° de higuera, y se hicieron ceñidores° para sí mismos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se les abrieron entonces los ojos a los dos y, al darse cuenta de que estaban desnudos, cosieron hojas de higuera y se hicieron unos ceñidores. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. |
Aunque en ese tiempo el hombre y la mujer estaban desnudos, no se sentían avergonzados.
Lo que pasa es que Dios sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, obtendrán todo el conocimiento, pues podrán conocer el bien y el mal. ¡Ese día ustedes serán como Dios!
En cuanto llegaron, Eliseo oró: «Señor, ábreles ahora los ojos y permíteles ver». Y el Señor lo hizo; entonces se dieron cuenta de que estaban en Samaria, la capital de Israel.
El lecho que hicieron es demasiado corto, no caben en él; las frazadas son demasiado angostas y no los cubren.
Desnuda serás puesta en vergüenza. De ti me vengaré y no me arrepentiré.
Engañan y estafan a todos. Cuanto hacen es pecaminoso; la violencia es su marca distintiva.
¡Tantos son los delitos de Jerusalén que parece imposible volver a restaurarle su honra! Todo aquel que la honraba ahora la desprecia, pues la ha visto insignificante y humillada. Ahora sólo llora y no se atreve a dar la cara.
En el infierno, en medio de sus tormentos, el rico vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él.
Y a los menos importantes, los tratamos con más cuidado; y con esmero tratamos a los que no deben exhibirse.