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Génesis 3:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Lo que pasa es que Dios sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, obtendrán todo el conocimiento, pues podrán conocer el bien y el mal. ¡Ese día ustedes serán como Dios!

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Biblia Reina Valera 1960

5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Dios sabe que, en cuanto coman del fruto, se les abrirán los ojos y serán como Dios, con el conocimiento del bien y del mal.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Es que Dios sabe muy bien que el día en que coman de él, se les abrirán a ustedes los ojos; entonces ustedes serán como dioses y conocerán lo que es bueno y lo que no lo es.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 sino que sabe ’Elohim que el día que comáis de él, se os abrirán los ojos y seréis semejantes a ’Elohim,° conocedores del bien y del mal.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Al contrario, Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal'.

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Génesis 3:5
31 Tagairtí Cros  

pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no podrás comer, porque el día que comas del fruto de ese árbol, morirás».


Dios el Señor hizo que en el jardín se diera toda clase de árboles hermosos y de frutos deliciosos. En el centro del jardín plantó el árbol de la vida y también el árbol del conocimiento del bien y del mal.


El hombre le contestó: ―Oí que andabas por el jardín y me dio miedo, pues estoy desnudo. Así que me escondí.


Y dijo: «Ahora el ser humano es como uno de nosotros, pues sabe lo que es bueno y lo que es malo, no conviene que tome del fruto del árbol de la vida y viva para siempre».


Tan pronto lo comieron, se dieron cuenta de que estaban desnudos y sintieron vergüenza. Entonces cosieron hojas de higuera para cubrir su desnudez.


Entonces el rey Acab convocó a sus cuatrocientos profetas paganos y les preguntó: ―¿Atacaremos a Ramot de Galaad? Y ellos respondieron: ―Sí, vayan, porque el Señor les ayudará a conquistarla.


No permitan que Ezequías los engañe. No le crean. Repito: ningún dios ha podido librar de mí o de mis antepasados a su pueblo; ¡cuánto menos el Dios de ustedes!”».


«Mentiremos cuanto se nos antoje. La boca es nuestra; ¿quién nos podrá callar?».


»No usarás el nombre del Señor tu Dios en vano ni en forma irreverente. No dejaré sin castigo a quien se atreva a usar mi nombre sin el debido respeto.


―¿Conque esas tenemos? —replicó el faraón—. ¿Quién es el Señor para que yo tenga que obedecerlo y dejarlos ir? Yo no conozco al tal Señor, así que no dejaré salir a Israel.


Treparé hasta lo más elevado del cielo y seré como el Altísimo».


Sus mentiras han desalentado a los justos, cuando yo no lo quería. Y sus mentiras han alentado a los perversos prometiéndoles vida, aunque continúan viviendo cometiendo toda clase de maldades.


«Hombre mortal, entona una canción triste por el rey de Tiro. Dile que el Señor Dios dice: ¡Tú eras la perfección de sabiduría y hermosura!


«Hombre mortal, di al príncipe de Tiro: Dios el Señor dice: ¡Eres tan orgulloso que te crees dios, sentado sobre el trono de un dios en tu hogar en la isla en medio de los mares! Pero sólo eres un hombre, y no un dios, aunque te jactas de ser como dios.


En aquel entonces ¿te jactarás como si fueras un dios? ¡Por lo menos para esos invasores no serás ningún dios, sino meramente un hombre! ¡Las heridas que te hagan las espadas te lo mostrarán con toda claridad!


Comunícales que el Señor Dios dice: “¡Yo soy tu enemigo, faraón, rey de Egipto, quien te crees poderoso dragón echado en medio de tus ríos! Pues tú has dicho: ‘¡El Nilo es mío, yo lo he hecho para mí mismo!’.


e iba diciendo: «¡Miren qué gran ciudad es Babilonia! Yo, con mi propio poder, he construido esta hermosa ciudad como mi residencia real y como capital de mi imperio».


Nosotros, los superintendentes, gobernadores, consejeros y oficiales hemos decidido que Su Majestad envíe una ley, estableciendo que todo aquel que en el término de treinta días hiciera petición alguna a quienquiera que sea, dios u hombre, fuera de usted, oh rey, sea arrojado a los leones.


pero si tu ojo es maligno, estarás sumido en la oscuridad. Y si tu luz no es más que oscuridad, tu oscuridad ¡qué negra debe ser!


para que les abras los ojos y dejen las tinieblas para venir a la luz, para que dejen el poder de Satanás por el de Dios. Y así, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia junto con el santo pueblo de Dios”.


Pero temo que de alguna manera, engañados, se aparten de la pura y sincera devoción a Cristo, como se apartó Eva cuando la serpiente la engañó.


pues el dios de este mundo los ha cegado y no pueden contemplar la gloriosa luz de la buena noticia acerca de Cristo que brilla ante ellos. Cristo es la imagen de Dios.


Él se opone y se levanta contra todo lo que lleva el nombre de Dios o es objeto de culto. Este hombre hasta se atreverá a ir y sentarse en el Templo de Dios y hacerse pasar por Dios.


Y con los milagros que podía realizar en presencia de la primera bestia, engañó a la humanidad y ordenó que esculpieran una estatua de la primera bestia que había estado herida y revivió.


Adoraron al dragón, que le había dado el poder a la bestia, y asimismo adoraron a la bestia. «¿Quién como la bestia?» —exclamaron—. «¿Quién podrá pelear contra ella?».


y para que aprendieran lo que era una guerra:


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