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Gálatas 3:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Luego entonces, ¿es la ley de Dios contraria a las promesas de Dios? ¡Por supuesto que no! Si pudiéramos salvarnos por la ley, Dios no nos habría proporcionado otro medio para escapar de la esclavitud del pecado, como dicen las Escrituras. La única manera de recibir la promesa de Dios es por fe en Jesucristo.

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Biblia Reina Valera 1960

¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera; porque si la ley dada pudiera vivificar, la justicia fuera verdaderamente por la ley.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

¿Hay algún conflicto, entonces, entre la ley de Dios y las promesas de Dios? ¡De ninguna manera! Si la ley pudiera darnos vida nueva, nosotros podríamos hacernos justos ante Dios por obedecerla;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Acaso la Ley contradice las promesas de Dios? En absoluto. Si se hubiera dado una ley capaz de darnos vida, nuestro paso a la verdadera justicia podría resultar de esa Ley.

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Entonces la ley está en contra de las promesas? En ninguna manera, porque si hubiera sido dada° una ley que puede dar vida, la justicia sería° verdaderamente por la ley.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Es, pues, la ley contraria a las promesas [de Dios]? ¡Ni pensarlo! Pues si hubiera sido dada una ley capaz de dar vida, entonces sí que la justicia vendría de la ley.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Es entonces la ley contraria a las promesas de Dios? ¡En ninguna manera! Porque si se hubiera dado una ley que pudiera dar vida, la justicia verdaderamente habría sido por la ley.

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Gálatas 3:21
18 Tagairtí Cros  

Regresará, matará a esos labradores y dará el viñedo a otros». La gente oyó esto y dijo: ―¡Qué Dios no lo permita!


¿Quiere decir esto que si tenemos fe la ley no tiene valor alguno? ¡Por supuesto que no! Más bien, reafirmamos la ley.


¡Por supuesto que no! Aunque el mundo entero sea mentiroso, Dios no lo es. ¿Recuerdan lo que está escrito?: «Serás considerado justo por lo que dices y saldrás victorioso cuando te sometan a juicio».


¡Dios nos libre! Si así fuera, ¿cómo podría Dios juzgar al mundo?


Pero Israel, que con tanto ardor trató de guardar la ley para quedar bien con Dios, nunca lo logró.


El ministerio que conducía a la muerte fue grabado en piedras; era tan glorioso que el pueblo no podía fijar la vista en el rostro de Moisés. Esto se debía a que el rostro le resplandecía con la gloria de Dios, si bien aquella brillantez ya se estaba desvaneciendo.


»Ahora bien, ¿qué pasa si confiamos en Cristo para salvarnos y luego nos damos cuenta de que nosotros mismos somos pecadores? ¿Tendremos que decir que la fe en Cristo fue nuestra perdición? ¡De ninguna manera!


Yo estoy muerto por causa de la ley, pero ahora vivo para Dios.


No rechazo el amor de Dios. Si se obtuviera la justicia por guardar la ley, habría sido vana la muerte de Cristo».


En cuanto a mí, ¡Dios me libre de jactarme de otra cosa que no sea la cruz de nuestro Señor Jesucristo! Por él, el mundo fue crucificado para mí, y yo para el mundo.


Por la fe, Noé, cuando se le avisó lo que ocurriría, pero que todavía no podía verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su familia. Por esa fe condenó al mundo y fue heredero de la justicia que viene por la fe.


Así que la ley anterior queda anulada por ser inútil e ineficiente,


pues no perfeccionó nada. En cambio, ahora tenemos una esperanza mejor, por la cual nos acercamos a Dios.