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Éxodo 9:34 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Cuando el faraón y sus funcionarios vieron esto, pecaron aún más, pues no cumplieron lo que habían prometido.

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Biblia Reina Valera 1960

Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se puso terco una vez más.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pero, al ver Faraón que habían cesado la lluvia y el granizo, volvió a pecar,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero cuando Faraón vio que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, siguió pecando y se obstinó en su corazón, tanto él como sus siervos.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Cuando el Faraón vio que había cesado la lluvia, y también el granizo y los truenos, volvió a pecar endureciendo su corazón, tanto él como sus servidores.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y viendo Faraón que la lluvia había cesado y el granizo y los truenos, perseveró en pecar, y endureció su corazón, él y sus siervos.

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Éxodo 9:34
11 Tagairtí Cros  

En este tiempo de profundos problemas, el rey Acaz aumentó sus acciones infieles contra el Señor.


Pero no se arrepintió, como sí lo hizo su padre, sino que cada vez su maldad era peor.


Se rebeló contra Nabucodonosor, aun cuando le había jurado lealtad. Sedequías era un hombre terco y orgulloso; por eso, no quiso volverse al Señor, Dios de Israel.


Y el Señor le dijo: ―Cuando hayas regresado a Egipto tienes que hacer delante del faraón los milagros que te mostré. Sin embargo, yo haré que el faraón se niegue a dejar salir al pueblo.


El Señor le dijo a Moisés que el faraón era terco y se empeñaría en no dejar salir de Egipto al pueblo de Israel.


Pero cuando el faraón vio que se habían acabado las ranas, endureció su corazón y, tal como el Señor lo había advertido, no hizo caso a la petición que le habían hecho Moisés y Aarón.


Moisés salió de la presencia del faraón, y ya fuera de la ciudad levantó las manos hacia el Señor. Al instante, los truenos y el granizo se detuvieron, y cesó la lluvia.


El faraón negó el permiso para que el pueblo saliera, tal como el Señor le había advertido a Moisés.


Como Dios no castiga instantáneamente a los pecadores, la gente cree que puede hacer el mal impunemente.


No sean soberbios ni rebeldes como el faraón y los egipcios. Ellos no quisieron dejar salir a Israel hasta que Dios los destruyó con plagas terribles.