»Para la entrada del santuario harás otra cortina de lino fino torcido de color azul, morado y escarlata, bordada artísticamente.
Éxodo 39:30 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Finalmente, hicieron la lámina santa, de oro puro, para ponerla en la parte frontal de la mitra, en la que se grabaron las palabras: «dedicado al Señor». Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ. Biblia Nueva Traducción Viviente Por último, hicieron el medallón sagrado —la insignia de santidad— de oro puro. Lo grabaron como un sello con las palabras Santo para el Señor. Biblia Católica (Latinoamericana) E hicieron de oro puro una lámina, la diadema sagrada, en la que grabaron, como se graban los sellos: 'Consagrado a Yavé'. La Biblia Textual 3a Edicion Hicieron asimismo la lámina de la diadema sagrada, de oro puro, y a modo de grabado de sello, inscribieron en ella: CONSAGRADO A YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hicieron la diadema sagrada con una lámina de oro puro y grabaron en ella, como se graba en los sellos: 'Consagrado a Yahveh'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E hicieron la plancha de la corona santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello, SANTIDAD A JEHOVÁ. |
»Para la entrada del santuario harás otra cortina de lino fino torcido de color azul, morado y escarlata, bordada artísticamente.
Fue unida a la mitra con un cordón azul, tal como el Señor lo había ordenado.
»En aquel día habrá la siguiente inscripción en las campanillas de los caballos: “Consagrado al Señor”. Las ollas que se usan en el templo del Señor serán consideradas tan especiales y de uso exclusivo como las copas que se usan para esparcir la sangre frente al altar del sacrificio, en el templo.
Por Dios es por quien ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención.
Dios tomó a Cristo, que no tenía pecado, y puso sobre él nuestros pecados, para declararnos justos por medio de Cristo.
Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.
Él es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de su ser y el que sostiene el universo con su palabra poderosa. Y después de haber realizado la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de Dios en el cielo.
Era provechoso para nosotros tener un sumo sacerdote así como él: santo, sin maldad, intachable, apartado de los pecadores y elevado más alto que el cielo.
Así formaste un reino de sacerdotes que sirven a nuestro Dios y reinarán sobre la tierra».