David procedió luego a entregar a Salomón los planos del templo y sus dependencias: las tesorerías, los aposentos altos, las salas interiores y el santuario para el propiciatorio.
Éxodo 37:6 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Luego hizo una cubierta de oro puro, que llamó propiciatorio. Tenía un metro con diez centímetros de largo, y setenta centímetros de ancho. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Hizo asimismo el propiciatorio de oro puro; su longitud de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio. Biblia Nueva Traducción Viviente Después hizo la tapa del arca —el lugar de la expiación— de oro puro. Medía un metro con quince centímetros de largo, por sesenta y nueve centímetros de ancho. Biblia Católica (Latinoamericana) Hizo el Lugar del Perdón de oro puro, de dos codos y medio de largo y codo y medio de ancho. La Biblia Textual 3a Edicion Hizo asimismo el propiciatorio de oro puro, dos codos y medio su longitud, y un codo y medio su anchura. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hizo el propiciatorio de oro puro, de dos codos y medio de largo por codo y medio de ancho. Biblia Reina Valera Gómez (2023) E hizo el propiciatorio de oro puro; su longitud era de dos codos y medio, y su anchura de un codo y medio. |
David procedió luego a entregar a Salomón los planos del templo y sus dependencias: las tesorerías, los aposentos altos, las salas interiores y el santuario para el propiciatorio.
el santuario, el cofre con el propiciatorio sobre ella, todos los utensilios del templo,
y las puso en las argollas de los costados del cofre, para transportarlo.
Hizo dos querubines de oro martillado y los colocó a los dos extremos del propiciatorio.
Dios ofreció a Jesucristo como sacrificio por nuestros pecados. Cuando creemos esto, Dios nos perdona todos nuestros pecados pasados, pues nos tiene paciencia. De esa manera da a conocer su justicia y muestra que él es justo y que nos hace justos por tener fe en Cristo Jesús.
Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley,
Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.
Encima del cofre estaban los querubines de la gloria, que cubrían con su sombra la tapa del cofre. Pero ahora no es necesario hablar de eso con detalles.
Él es el sacrificio que fue ofrecido por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.