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Éxodo 34:9 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

y le dijo: ―Señor, si es cierto que cuento con tu favor, te ruego que vayas con nosotros a la Tierra prometida. Sí, el pueblo es rebelde y soberbio, pero perdona nuestros pecados y acéptanos como pueblo tuyo.

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Biblia Reina Valera 1960

Y dijo: Si ahora, Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque es un pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces dijo: —Oh Señor, si de verdad cuento con tu favor, te ruego que nos acompañes en el viaje. Es cierto que el pueblo es terco y rebelde, pero te pido que perdones nuestra iniquidad y nuestros pecados. Tómanos como tu posesión más preciada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

y dijo: 'Señor, si realmente me miras con buenos ojos, ven y camina en medio de nosotros; aunque sea un pueblo rebelde, perdona nuestras faltas y pecados, y recíbenos por herencia tuya.

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La Biblia Textual 3a Edicion

diciendo: Si ahora he hallado gracia ante tus ojos, oh Señor mío, te ruego mi Señor que, aunque somos pueblo de dura cerviz, vayas en medio de nosotros, perdones nuestra iniquidad y nuestro pecado y nos tomes por posesión tuya.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y dijo: 'Ahora, mi Señor, si gozo de tu favor, dígnese mi Señor caminar con nosotros. Ciertamente, éste es un pueblo de dura cerviz, pero tú perdonarás nuestras faltas, nuestros pecados, y harás de nosotros tu heredad'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

y dijo: Si ahora, oh Señor, he hallado gracia en tus ojos, vaya ahora el Señor en medio de nosotros; porque este es pueblo de dura cerviz; y perdona nuestra iniquidad y nuestro pecado, y tómanos por tu heredad.

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Éxodo 34:9
23 Tagairtí Cros  

Porque el Señor ha elegido a Jacob como su propiedad, a Israel como su posesión.


Pero ¡ay, Señor, mis pecados! ¡Cuántos son! ¡Perdónamelos por amor a tu nombre!


Defiende a tu pueblo, Señor; defiende y bendice a tus elegidos, condúcelos como pastor y llévalos por siempre en tus brazos.


Bendita la nación cuyo Dios es el Señor, que ha sido elegida por él como pueblo suyo.


Tan furioso estaba contra su propio pueblo, que dejó que los mataran a filo de espada.


El Señor no abandonará a su pueblo; porque son su especial propiedad.


Ahora, pues, si oyen mi voz y guardan mi pacto, serán mi principal tesoro entre todas las naciones de la tierra, porque toda la tierra es mía.


El Señor añadió: ―He visto que este pueblo es rebelde y testarudo.


Moisés un día habló allí con el Señor, y le dijo: ―Me has pedido que lleve a este pueblo a la Tierra prometida, pero no me has dicho a quién enviarás conmigo. Dices que eres mi amigo y que he hallado gracia delante de ti.


Yo, el Señor, muestro este amor firme a millares que reciben el perdón de sus pecados; pero no doy por inocente al culpable, y exijo que el pecado del padre sea castigado en los hijos, en los nietos y aun en generaciones posteriores.


Yo sabía cuán tercos son. Tienen el cuello tan inflexible como el hierro, tienen la cabeza tan dura como el bronce.


¡Qué diferente es el Dios de Jacob, él es el Creador de todo, e Israel es su nación elegida. Señor de los ejércitos es su nombre.


¿Dónde hay otro Dios como tú, que perdona los pecados de los que aún quedan de su pueblo? Pues tú no retienes para siempre el enojo contra tu pueblo, porque amas la misericordia y el perdón más que la cólera y el castigo.


Judá será de nuevo herencia del Señor en la Tierra Santa; Dios una vez más ha escogido a Jerusalén para bendecirla.


Perdona los pecados de este pueblo por tu amor magnífico, así como muchas veces los has perdonado desde que salimos de Egipto».


y enséñenles a obedecer los mandamientos que les he dado. De una cosa podrán estar seguros: Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo.


Pero no designó uno para Israel: Porque Israel era la posesión especial de Dios.


El Señor los ha rescatado de Egipto (tan destructor como un horno) para que sean su pueblo escogido, su heredad. Esto es lo que ustedes son hoy.


Tras esto, y durante otros cuarenta días y cuarenta noches, estuve delante del Señor sin probar un solo bocado ni un trago de agua, porque ustedes habían pecado grandemente ante el Señor, e hicieron que se enojara grandemente.


»Le supliqué al Señor, y le dije: “Señor y Dios mío, no destruyas a tu pueblo. Es tu propia herencia que rescataste de Egipto con tu maravilloso poder y gloriosa fuerza.


Ellos son tu pueblo, y la herencia que tú trajiste de Egipto con tu gran poder y con tu brazo poderoso”.