Decreto que todos los judíos de mi reino, incluyendo a sacerdotes y levitas, pueden regresar contigo a Jerusalén, si así lo desean.
Ester 9:14 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 El rey le concedió la petición. El decreto fue promulgado en Susa, y colgaron los cadáveres de los diez hijos de Amán. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y mandó el rey que se hiciese así. Se dio la orden en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. Biblia Nueva Traducción Viviente El rey estuvo de acuerdo, y el decreto se hizo público en Susa. Atravesaron los cuerpos de los diez hijos de Amán. Biblia Católica (Latinoamericana) El rey decidió que se hiciera así. Se publicó en Susa un decreto, y colgaron a los diez hijos de Amán. La Biblia Textual 3a Edicion Y el rey ordenó que se hiciera así. La ley se promulgó en Susa, y colgaron a los diez hijos de Amán. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Mandó el rey que se hiciera así; se promulgó el edicto en Susa; y los diez hijos de Amán fueron colgados de la horca. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y mandó el rey que se hiciese así; y se dio la orden en Susán, y colgaron a los diez hijos de Amán. |
Decreto que todos los judíos de mi reino, incluyendo a sacerdotes y levitas, pueden regresar contigo a Jerusalén, si así lo desean.
Así que colgaron a Amán en la misma horca que había preparado para Mardoqueo, y así se apaciguó la ira del rey.
Entonces Jarboná, otro de los hombres de confianza del rey, dijo: ―Su Majestad, Amán ordenó construir, en el patio de su casa, una horca de veintidós metros y medio de alto para colgar a Mardoqueo, el hombre que salvó al rey de ser asesinado. ―¡Cuelguen a Amán en ella! —ordenó el rey.
Y Ester dijo: ―Si Su Majestad está de acuerdo, le pido que permita que los judíos que están en Susa hagan mañana nuevamente lo que han hecho hoy, y ordene que los diez hijos de Amán sean colgados en horcas.
Entonces los judíos de Susa se reunieron también el día catorce del mes de Adar, y dieron muerte a otros trescientos hombres, pero no se apoderaron de sus propiedades.
Los malvados perecen, y allí acaba todo para ellos; pero los hijos de los justos siguen firmes.
Si un hombre tiene cien hijos y otras tantas hijas y vive hasta muy anciano, pero al morir deja tan poco dinero que no le alcanza a sus hijos ni para enterrarlo decentemente, yo digo que mejor hubiera nacido muerto.
Entonces Balán miró hacia las tiendas del pueblo de Amalec y profetizó: «Amalec fue la primera de las naciones, pero al fin perecerá para siempre».
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros. Porque dicen las Escrituras que es «maldito el que es colgado en un madero».