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Efesios 2:10 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

Somos creación de Dios, creados en Cristo Jesús para hacer las buenas obras que Dios de antemano ya había planeado.

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Biblia Reina Valera 1960

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Lo que somos es obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos ocupáramos en ellas.

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La Biblia Textual 3a Edicion

porque somos hechura suya, creados en Jesús el Mesías para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Porque de él somos hechura, creados en Cristo Jesús para las obras buenas que Dios nos preparó de antemano como norma de conducta.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

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Efesios 2:10
58 Tagairtí Cros  

Reconozcan que el Señor es Dios; él nos hizo, y somos suyos. Somos su pueblo y ovejas de su prado.


No hacen compromisos con el mal y sólo andan en los caminos de él.


El Señor cumplirá sus planes para mi vida. Porque tu gran amor, Señor; es para siempre. No me abandones, pues tú me hiciste.


Crea en mí un corazón limpio, Dios, y renueva la rectitud de mi espíritu.


Si mi pueblo tan sólo me escuchara, si Israel quisiera andar por mis caminos.


Porque el Señor bendecirá a Egipto y a Irak por causa de su amistad con Israel. Él dirá: «Bendito sea Egipto, pueblo mío; bendito sea Irak, nación que yo hice; bendito sea Israel, heredad mía».


Pues cuando vean el explosivo aumento de población y la prosperidad de su economía en expansión, temerán y se gozarán en la fama de mi nombre, y alabarán al Santo de Israel, y con admiración estarán en su presencia.


Yo hice a Israel para mí, y algún día este pueblo mío me honrará ante el mundo.


Vendrán todos los que me invocan como su Dios, pues para gloria mía los hice, yo los creé.


Presta atención, Israel, pues siervo mío eres. Yo te hice y no me olvidaré de ayudarte.


Todo los habitantes de Jerusalén practicarán la justicia y poseerán por siempre la tierra, porque aquí los plantaré con mis propias manos, y así se manifestará mi gloria.


A todos los que guardan luto en Israel les dará: belleza en vez de cenizas, júbilo en vez de llanto, y alabanza en vez de abatimiento. Porque para gloria de Dios, él mismo los ha plantado como vigorosos y esbeltos robles.


Este es el nuevo convenio que voy a celebrar con ellos: Grabaré mis instrucciones en el corazón de ellos, para que tengan la voluntad de honrarme; entonces serán verdaderamente pueblo mío y yo seré su Dios.


¡Así dejen ustedes brillar su luz ante toda la gente! ¡Que las buenas obras que ustedes realicen brillen de tal manera que la gente adore al Padre celestial!


En cambio, el que practica la verdad se acerca a la luz, para que se vea que obedece a Dios en lo que hace».


Mientras tanto, la iglesia de Judea, Galilea y Samaria tenía paz y crecía en fortaleza y número. Los creyentes aprendían cómo andar en el temor del Señor, fortalecidos por el Espíritu Santo.


En la ciudad de Jope vivía una mujer llamada Tabita (que significa Dorcas), discípula que siempre estaba haciendo algo por los demás, especialmente por los pobres.


Así que a los que están unidos a Jesucristo ya no les espera ninguna condenación,


A quienes Dios conoció de antemano, los destinó desde un principio para que sean como su Hijo, para que él sea el mayor entre muchos hermanos.


No somos más que colaboradores de Dios. Ustedes son el huerto de Dios, son el edificio de Dios.


Por lo tanto, si alguien está unido a Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha quedado atrás y lo nuevo ha llegado!


Dios nos ha preparado para esto y nos ha dado su Santo Espíritu como garantía de sus promesas.


Poderoso es Dios para darles en abundancia sus bendiciones, de tal manera que, siempre y en todas las circunstancias, no sólo tengan para satisfacer las necesidades propias sino también para dar en abundancia a los demás.


Ya no importa si uno está circuncidado o no; lo que importa es ser parte de la nueva creación.


Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo porque Dios así lo quiso, escribo al pueblo santo que está en Éfeso y que es fiel en Cristo Jesús.


Desde antes que formara el mundo, Dios nos escogió para que fuéramos suyos a través de Cristo, y resolvió hacernos santos y sin falta ante su presencia.


Pero ahora, por estar unidos a Cristo Jesús, a ustedes, que antes andaban lejos, Dios los ha acercado gracias a la muerte de Cristo.


Puso fin a los mandatos y reglas de la ley, y a los dos pueblos los hizo parte de sí mismo, creando una sola y nueva humanidad. Así creó la paz.


Vivían siguiendo la corriente de este mundo, obedecían los dictados del príncipe del imperio del aire, quien ahora mismo está operando en el corazón de los que se rebelan contra el Señor.


Además, nos levantó con Cristo de la tumba y nos hizo sentar con él en los cielos.


Yo, pues, que estoy prisionero por servir al Señor, les ruego con todo cariño que se comporten como es digno de los que han sido llamados por Dios.


sí, revístanse de la nueva naturaleza que Dios creó, para que sean como él, verdaderamente justos e íntegros.


»¿Así tratas al Señor, oh pueblo insensato y necio? ¿No es Dios tu Padre? ¿No es él tu creador? ¿No es él quien te formó y te dio fortaleza?


y manténganse en el derrotero que Dios les trazó. Esa es la única forma en la que tendrán vida larga y próspera en la tierra que pronto entrarán a poseer.


El que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día en que Jesucristo regrese. De esto estoy seguro.


porque es Dios el que les da a ustedes el deseo de cumplir su voluntad y de que la lleven a cabo.


Así podrán agradar y honrar al Señor en todo; harán toda clase de buenas obras y conocerán cada día más y mejor a Dios.


Ya se pusieron una ropa nueva, que es la nueva vida que se renueva todo el tiempo hasta que llegue a parecerse a su Creador.


los consuele y ayude a hacer y decir siempre lo que es bueno.


más bien debe adornarse con buenas acciones, tal como debe ser con las mujeres que dicen servir a Dios.


Tiene que haberse labrado una sana reputación por sus buenas obras, como por ejemplo, haber educado bien a sus hijos, haber sido hospitalaria, haber lavado los pies de los que son del pueblo santo, haber brindado ayuda a los que sufren y haber sido bondadosa en todo.


De la misma manera, las buenas obras de algunos se ven claramente, pero hay cosas bien hechas que no se sabrán sino hasta mucho después.


Diles que empleen el dinero en hacer el bien, que se enriquezcan en buenas obras y que sean generosos, dispuestos a compartir lo que tengan.


Si te mantienes limpio, serás como una vasija para ocasiones especiales, apartada y útil para el Señor, separada para usarse en toda obra buena.


De esa manera, los servidores de Dios estarán plenamente capacitados para hacer el bien.


Él se entregó a la muerte por nosotros para poder rescatarnos de todas nuestras iniquidades y convertirnos en un pueblo que fuera suyo, dedicado a hacer el bien.


Tú tienes que darles el ejemplo en todo con tus buenas acciones. Cuando les enseñes, hazlo con integridad y seriedad.


Recuérdales que han de someterse al gobierno y a las autoridades, que han de ser obedientes y que deben estar siempre dispuestos a realizar cualquier trabajo honrado.


porque los nuestros deben aprender a ayudar a los que están en necesidad, pues así tendrán una vida útil.


Cuanto te he dicho es cierto. Insiste en estas cosas, para que los que han creído en Dios se ocupen de hacer siempre el bien. Esto es excelente y provechoso para todos.


Tratemos de ayudarnos unos a otros para animarnos al amor y a hacer el bien.


Que él los capacite en todo lo bueno para que hagan su voluntad; y que, por medio de Jesucristo, Dios haga en nosotros lo que le agrada. Que Jesucristo reciba la gloria por siempre. Amén.


Vivan entre los que no son creyentes de una manera ejemplar, para que aunque hablen mal de ustedes acusándolos de ser malvados, ellos vean las cosas buenas que ustedes hacen y alaben a Dios en el día en que él les pida cuentas a todos.


Pero si, al igual que Cristo, vivimos en la luz, entre nosotros habrá compañerismo, y la sangre de Jesucristo el Hijo de Dios nos limpiará de todo pecado.


El que afirma que está unido a Dios, debe vivir como Jesucristo vivió.