Y ahora, el Señor mi Dios ha dado paz a Israel en todo lugar; no tengo enemigos ni quien me quiera hacer daño.
Eclesiastés 3:8 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Tiempo de amar; Tiempo de odiar; Tiempo de guerra; Tiempo de paz. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. Biblia Nueva Traducción Viviente Un tiempo para amar y un tiempo para odiar. Un tiempo para la guerra y un tiempo para la paz. Biblia Católica (Latinoamericana) tiempo para amar y tiempo para odiar;
tiempo para la guerra y tiempo para la paz. La Biblia Textual 3a Edicion Tiempo de amar y tiempo de aborrecer, Tiempo de guerra y tiempo de paz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Hay tiempo de amar y tiempo de aborrecer. Hay tiempo de guerra y tiempo de paz. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz. |
Y ahora, el Señor mi Dios ha dado paz a Israel en todo lugar; no tengo enemigos ni quien me quiera hacer daño.
―¿Vienes como amigo, Jehú? —le preguntó el rey Jorán. Jehú le respondió: ―¿Cómo puede haber amistad entre nosotros, si todavía sufrimos debido a las idolatrías y hechicerías de Jezabel, tu madre?
el profeta Jehú hijo de Jananí salió a su encuentro y le dijo: «¿Por qué tenías que ayudar al malvado, y amar a los que aborrecen al Señor? Por causa de lo que has estado haciendo, la ira del Señor está sobre ti.
Me negaré siquiera a mirar lo despreciable y vulgar. Aborrezco las acciones tramposas; nada tendré que ver con ellas.
En esas circunstancias, Dios enemistó a los egipcios contra los israelitas; y conspiraron en contra de los siervos del Señor.
Señor, ¿no debo odiar a quienes te odian? ¿No detesto a los que te rechazan?
El hombre justo detesta la mentira, pero el malvado trae deshonra y vergüenza.
»Más tarde, cuando yo pasé y te vi de nuevo, ya tenías edad como para casarte, y yo tendí sobre ti mi manto como es la costumbre para declarar legalmente mi voto de matrimonio. Firmé un convenio contigo y llegaste a ser mía.
«El que quiera seguirme tiene que amarme más que a su padre, a su madre, a su esposa y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a su propia vida. De lo contrario, no podrá ser mi discípulo.
Los esposos, por su parte, deben mostrar a sus esposas el mismo amor que Cristo mostró a su iglesia. Cristo se entregó a sí mismo por ella
Josué, pues, tomó posesión de toda la tierra como Dios le había ordenado a Moisés. Se la entregó al pueblo de Israel como herencia, y la dividió entre las tribus. Finalmente la tierra reposó de todas las guerras.
Estoy al tanto de la obra que realizas. Me he fijado en tu duro trabajo, en la paciencia que tienes. Sé que no toleras a los malvados y que has examinado cuidadosamente a los que se llaman apóstoles y no lo son, y te has dado cuenta de sus mentiras.