Tomó preso a José y lo echó en la cárcel donde tenían encadenados a los prisioneros del rey.
Daniel 3:21 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Fueron, pues, bien atados con sogas y arrojados al horno, con todo y su ropa puesta. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, sus calzas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que los ataron y los arrojaron al horno, totalmente vestidos con sus pantalones, turbantes, túnicas y demás ropas. Biblia Católica (Latinoamericana) Ataron pues a esos hombres y los echaron al horno ardiente con sus mantos, túnicas, turbantes y toda su demás ropa. La Biblia Textual 3a Edicion Así estos varones fueron atados con sus zaragüelles, sus túnicas, sus turbantes y sus vestidos, y fueron echados dentro del horno de fuego abrasador. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Al instante, aquellos tres hombres fueron atados, y con sus calzones, túnicas, gorros y vestidos, fueron arrojados al horno de fuego ardiente. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces estos varones fueron atados con sus mantos, y sus calzas, y sus mitras, y sus demás vestiduras, y fueron echados dentro del horno de fuego ardiendo. |
Tomó preso a José y lo echó en la cárcel donde tenían encadenados a los prisioneros del rey.
Su destino se convertirá en símbolo de todo mal, de modo que cuando alguien quiera maldecir a otro le dirá: “¡El Señor permita te acontezca como a Sedequías y a Acab, a quienes el rey de Babilonia quemó vivos!”.
y llamó a algunos de los hombres más fuertes de su ejército para que ataran a Sadrac, Mesac y Abednego, y los arrojaran en el fuego.
Los príncipes, gobernadores, capitanes y consejeros se juntaron a su alrededor y comprobaron que el fuego no los había tocado, ni siquiera un pelo de sus cabezas se había chamuscado, su ropa estaba intacta, ¡ni el olor a quemado se les había pegado!
Cualquiera que rehúse obedecer será inmediatamente arrojado en un horno de fuego ardiente”».
Y una vez arrancados, ¡irán a parar al fuego! Allí será el llorar y el crujir de dientes.