Y le dijo: ―Yo soy el Señor que te saqué de la ciudad de Ur de los caldeos, para regalarte esta tierra.
Apocalipsis 4:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Del trono salían relámpagos, truenos y estruendos. Delante del trono ardían siete lámparas de fuego que representaban a los siete espíritus de Dios, Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Del trono salían relámpagos y estruendo de truenos. Delante del trono había siete antorchas con llamas encendidas; esto es el Espíritu de Dios de siete aspectos. Biblia Católica (Latinoamericana) Del trono salen relámpagos, voces y truenos. Ante el trono arden siete antorchas, que son los siete espíritus de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Del trono salen relámpagos, y voces, y truenos;° y delante del trono arden siete lámparas de fuego,° las cuales son los siete espíritus de Dios.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Del trono salen relámpagos y voces y truenos. Ante el trono están ardiendo siete antorchas de fuego, que son los siete espíritus de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios. |
Y le dijo: ―Yo soy el Señor que te saqué de la ciudad de Ur de los caldeos, para regalarte esta tierra.
los candelabros con sus lámparas, para encenderlas en frente del Lugar Santísimo, tal como está estipulado;
En su santuario, Dios es imponente. El Dios de Israel da fuerza y gran poder a su pueblo. ¡Bendito sea Dios!
En la mañana del tercer día hubo una terrible tormenta de relámpagos y truenos. Una densa nube descendió sobre el monte, y hubo un largo toque de trompeta, y todo el pueblo tembló.
Todos los israelitas vieron los relámpagos y el humo que subía del monte, y oyeron los truenos y el toque de la trompeta, y se quedaron lejos, temblando de miedo.
»Harás siete lámparas para el candelabro, y las pondrás de modo que alumbren hacia adelante.
Luego hizo siete lámparas y las puso en el extremo superior de cada brazo, con sus despabiladeras y sus platillos, todo de oro puro. El peso total del candelabro era de treinta y tres kilos.
Subiendo y descendiendo entre ellos había otras formas que resplandecían como brasas ardientes o antorchas brillantes, y desde ellos salían relámpagos.
El Señor ruge como si fuera un león desde Sion, desde Jerusalén lanza su grito, y la tierra y el cielo comienzan a temblar. ¡Pero el Señor protegerá a su pueblo, será un refugio seguro para Israel!
y me preguntó: «¿Que ves ahora?». Yo le respondí: «Veo un candelabro de oro que sostiene siete lámparas, y sobre ellas hay un depósito para el aceite de oliva que sirve de combustible y que fluye hacia ellas a través de siete tubos.
»En el reino de los cielos sucederá lo que les sucedió a las diez muchachas que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al novio.
»Yo bautizo con agua a los que se arrepienten de sus pecados; pero después de mí vendrá alguien que es más poderoso que yo y él bautizará con el Espíritu Santo y fuego. ¡Yo ni siquiera soy digno de desatar sus zapatos!
Acto seguido aparecieron lengüetas de fuego que se les fueron posando a cada uno en la cabeza.
Yo Juan, les escribo a las siete iglesias que están en la provincia de Asia: Gracia y paz a ustedes de Aquel que es, que era y que ha de venir, y de los siete espíritus que están delante de su trono,
y dio un grito semejante al rugido de un león. Poco después, los siete truenos rugieron también.
Entonces el templo de Dios se abrió en el cielo y el cofre de su pacto quedó al descubierto. Y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.
»Escríbele al ángel de la iglesia en Sardis: Este mensaje te lo envía el que tiene los siete espíritus de Dios y las siete estrellas. Estoy al tanto de la obra que realizas. Tienes fama de estar vivo, pero sé que estás muerto.
Entonces miré. En medio del trono, de los cuatro seres vivientes y de los ancianos, estaba un Cordero de pie en el que eran visibles las heridas que le causaron la muerte. Tenía siete cuernos y siete ojos, que representaban los siete espíritus de Dios enviados a todas partes del mundo.
Luego el ángel llenó el incensario del fuego del altar y lo lanzó contra la tierra. Inmediatamente se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto.