Biblia Todo Logo
Bíobla ar líne
- Fógraí -





Apocalipsis 8:5 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

5 Luego el ángel llenó el incensario del fuego del altar y lo lanzó contra la tierra. Inmediatamente se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto.

Féach an chaibidil Cóip


Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

5 Y el ángel tomó el incensario, y lo llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, y voces, y relámpagos, y un terremoto.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Nueva Traducción Viviente

5 Entonces el ángel llenó el recipiente para quemar incienso con fuego del altar y lo lanzó sobre la tierra; y hubo truenos con gran estruendo, relámpagos y un gran terremoto.

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Después, el ángel tomó su incensario, lo llenó con brasas del altar y las arrojó sobre la tierra: hubo tremendos truenos, relámpagos y terremotos.

Féach an chaibidil Cóip

La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y el ángel tomó° el incensario, y lo llenó del fuego del altar,° y lo arrojó a la tierra;° y hubo truenos, y voces, y relámpagos y un terremoto.°

Féach an chaibidil Cóip

Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Tomó el ángel el incensario, lo llenó de ascuas del altar y lo arrojó sobre la tierra. Y hubo truenos y voces y relámpagos y terremoto.

Féach an chaibidil Cóip




Apocalipsis 8:5
24 Tagairtí Cros  

―Sal y ponte delante de mí, en la montaña, pues voy a pasar por aquí —le dijo el Señor. En ese momento, sopló un fuerte viento que azotó las montañas. Era tan terrible que hacía añicos las rocas y partía las montañas, pero el Señor no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero el Señor no estaba en el terremoto.


El Señor tronó en los cielos; el Dios que está sobre todos los dioses ha hablado: ¡Qué de granizo! ¡Qué de fuego!


En la mañana del tercer día hubo una terrible tormenta de relámpagos y truenos. Una densa nube descendió sobre el monte, y hubo un largo toque de trompeta, y todo el pueblo tembló.


En un instante yo, el Señor Todopoderoso, me arrojaré sobre ellos con trueno, terremoto, torbellino y fuego.


Y el Señor hará oír su majestuosa voz y descargará su potente brazo sobre sus enemigos con gran indignación, con llamas consumidoras, torbellinos, tremendas tormentas e inmensos granizos.


¿Qué es toda esa conmoción en la ciudad? ¿Qué terrible ruido viene del templo? ¡Es la voz del Señor que se venga de sus enemigos!


¡Sáquenle punta a las flechas! ¡Arriba los escudos! Porque el Señor ha incitado a los reyes de los medos para que se lancen contra Babilonia y la destruyan. Esa es su venganza contra los que trataron injustamente a su pueblo y profanaron su templo.


tomará un incensario lleno de brasas del altar, y dos puñados de incienso aromático, finamente molido, y entrará al recinto que está detrás de la cortina.


Entonces ustedes podrán escapar por aquel valle, hacia Asal. Sí, huirán como lo hicieron sus antepasados hace muchos años, cuando hubo un terremoto en tiempos de Uzías, rey de Judá. Y entonces vendrá el Señor mi Dios, y todos sus santos le acompañarán.


Las naciones y los reinos de la tierra pelearán entre sí, y habrá hambrunas y terremotos en diferentes lugares.


»He venido a traer fuego a la tierra, y ¡cómo quisiera que ya estuviera ardiendo!


De pronto, un gran terremoto sacudió los cimientos de la cárcel y las puertas se abrieron y las cadenas de todos los presos se soltaron.


Después de esta oración, el edificio donde estaban reunidos se estremeció y quedaron llenos del Espíritu Santo, y se entregaron a predicar con arrojo el mensaje de Dios.


En aquel preciso instante, un terrible terremoto sacudirá la tierra y una décima parte de la ciudad se derrumbará dejando un saldo de siete mil muertos. Los sobrevivientes, llenos de espanto, glorificarán al Dios del cielo.


Entonces el templo de Dios se abrió en el cielo y el cofre de su pacto quedó al descubierto. Y hubo relámpagos, estruendos, truenos, un terremoto y una fuerte granizada.


Del trono salían relámpagos, truenos y estruendos. Delante del trono ardían siete lámparas de fuego que representaban a los siete espíritus de Dios,


Cuando el Cordero abrió el sexto sello, se produjo un gran terremoto; el sol se puso negro como si se hubiera puesto ropa de luto, y la luna adquirió un color rojo como la sangre.


Otro ángel, con un incensario de oro, vino y se paró ante el altar; allí se le entregó una gran cantidad de incienso para que lo mezclara con las oraciones de todo el pueblo de Dios y lo ofreciera sobre el altar de oro que estaba delante del trono.


Lean orainn:

Fógraí


Fógraí