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Abdías 1:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008

»Te sientes muy seguro porque vives en una zona difícil de conquistar, entre rocas altas e inaccesibles. “¿Quién podrá alcanzarnos acá arriba?”, preguntas con jactancia.

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Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. “¿Quién puede tocarnos aquí en las remotas alturas?”, te preguntas con arrogancia;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

La soberbia de tu corazón te ha engañado a ti que habitas en las quebradas de Petra, que te cuelgas de la muralla rocosa y que dices en tu corazón: '¿Quién me hará bajar a tierra?'

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La Biblia Textual 3a Edicion

La soberbia de tu corazón te sedujo, Porque habitas en rocas° escarpadas.° En la altura de tu morada, piensas: ¿Quién me derribará por tierra?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

El orgullo de tu corazón te engañó, tú que habitas en las hendiduras de la roca, que tienes la altura por morada, que dices en tu corazón: '¿Quién será capaz de derribarme en tierra?'.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

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Abdías 1:3
21 Tagairtí Cros  

En una ocasión, Amasías dio muerte a diez mil edomitas en el valle de la Sal; también conquistó la ciudad de Selá, y le cambió el nombre por el de Joctel, como se le conoce hasta este día.


Y Amasías se armó de valor y llevó su pueblo al valle de la Sal, y allí dio muerte a diez mil hombres de Seír.


Otros diez mil fueron llevados vivos a la cumbre de un peñasco, y desde allí los lanzaron al vacío. Todos murieron al darse contra las rocas.


Aunque el impío sea altivo como los cielos y ande con la nariz levantada,


Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso.


Primero viene el orgullo y luego el fracaso; primero la humildad y luego los honores.


El orgulloso será humillado, pero el humilde será honrado.


¿Es este el altivo Moab de quien tanto hemos oído? ¡Su arrogancia e insolencia ahora se han esfumado!


Yo pelearé contra esta ciudad de Jerusalén, que se ufana diciendo: «Estamos a salvo, aquí nadie puede tocarnos».


No te hagas la ilusión de que los babilonios se han retirado definitivamente. ¡No es así!


Pueblo de Moab, huye de tus ciudades y mora en cuevas como paloma que hace su nido en la hendidura de las peñas.


Tu fama y tu orgullo son sólo un engaño, moradora de los montes de Petra, tú que vives en las hendiduras que hay entre las rocas. Pero aunque mores en las montañas más altas con las águilas, yo de ahí te haré caer, dice el Señor.


Orgullosa estás de tus fértiles valles, pero pronto serán arrasados. ¡Hija perversa, confiabas en tus riquezas y pensabas que nadie podía perjudicarte jamás!


Tu gran riqueza te llenó de inquietud interior y empezaste a cometer falta tras falta. Por lo tanto yo te eché del monte de Dios como a un infractor cualquiera. ¡Yo te desalojé, oh querubín protector, de ese lugar privilegiado donde habitabas!


Si los descendientes de Edom dicen: «Reedificaremos las ruinas», el Señor Todopoderoso les responde: «Inténtenlo, si quieren, pero yo las destruiré nuevamente, porque su tierra se llama debido a mí territorio de maldad y pueblo contra el cual el Señor está enojado para siempre.