―Bien, dile a Joab que no se desaliente —dijo David—. La espada mata unas veces a unos y otras veces a otros. Peleen con más ardor la próxima vez, conquisten la ciudad y destrúyanla. Dile que está haciendo bien.
2 Samuel 12:1 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Entonces el Señor envió al profeta Natán a decirle a David lo siguiente: Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Jehová envió a Natán a David; y viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. Biblia Nueva Traducción Viviente Por lo tanto, el Señor envió al profeta Natán para que le contara a David la siguiente historia: —Había dos hombres en cierta ciudad; uno era rico y el otro, pobre. Biblia Católica (Latinoamericana) Yavé mandó donde David al profeta Natán. Este fue y le dijo: 'Había en una ciudad dos hombres: uno era rico y el otro, pobre. La Biblia Textual 3a Edicion Y YHVH envió a Natán° a David, y entrando ante su presencia, le dijo:° En una ciudad había dos hombres, uno rico y uno pobre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces Yahveh envió a Natán ante David y, presentándose ante él, le dijo: 'Había dos hombres en una ciudad: el uno era rico y el otro era pobre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Jehová envió a Natán a David, el cual viniendo a él, le dijo: Había dos hombres en una ciudad, el uno rico, y el otro pobre. |
―Bien, dile a Joab que no se desaliente —dijo David—. La espada mata unas veces a unos y otras veces a otros. Peleen con más ardor la próxima vez, conquisten la ciudad y destrúyanla. Dile que está haciendo bien.
―Había dos hombres en cierta ciudad: uno muy rico, que tenía muchos rebaños de ovejas y manadas de cabras;
Todos debemos morir. Nuestras vidas son como el agua que es derramada en tierra, que no puede volverse a recoger. Pero Dios lo bendecirá a usted con una vida más larga si permite que su hijo regrese del destierro.
Natán, pues, fue ante David y le dijo todo lo que el Señor le había dicho.
Sin embargo, no logró conseguir el apoyo del sacerdote Sadoc, ni de Benaías hijo de Joyadá, ni del profeta Natán, ni de Simí, ni de Reguí, ni de la guardia personal del rey David, pues todos ellos eran muy leales al rey.
Cuando Jeroboán se acercaba al altar para quemar el incienso al becerro de oro, vino un profeta de Judá, de parte del Señor, y se le acercó.
Tres años más tarde, el Señor le dijo a Elías: «Ve y dile al rey Acab que pronto enviaré lluvia nuevamente».
«Ve a Samaria, y visita al rey Acab, rey de Israel. Ahora se encuentra en el viñedo de Nabot, pues ha ido a apoderarse de él.
Pero un ángel del Señor le dijo al profeta Elías: «Ve al encuentro de los mensajeros que el rey de Samaria ha enviado a Ecrón, y pregúntales: “¿Es que no hay Dios en Israel, que van a preguntarle a Baal Zebub, el dios de Ecrón, si el rey se pondrá bien?”.
Se han escrito biografías detalladas del rey David en las crónicas del profeta Samuel, del profeta Natán y del profeta Gad.
Entonces el profeta Isaías vino a donde estaba el rey y le dijo: ―¿Qué te dijeron? ¿De dónde son? ―De la lejana Babilonia —respondió Ezequías.