¡Ay de la ciudad de Samaria! Samaria, rodeada de su rico valle, orgullo y deleite de los borrachos de Israel. ¡Ay de su belleza que se marchita, máximo esplendor de una nación cuyos hombres yacen ebrios por las calles!
2 Pedro 2:19 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Les prometen que serán libres, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción, ya que uno es esclavo de cualquier cosa que lo domine. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Les prometen libertad, y son ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció. Biblia Nueva Traducción Viviente Prometen libertad, pero ellos mismos son esclavos del pecado y de la corrupción porque uno es esclavo de aquello que lo controla. Biblia Católica (Latinoamericana) Prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues cada uno es esclavo de aquello que lo domina. La Biblia Textual 3a Edicion Les prometen libertad, y ellos mismos son esclavos de corrupción; porque de quien uno es vencido, de éste queda hecho esclavo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Les prometen libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción, pues cada uno es esclavo del que le vence. Biblia Reina Valera Gómez (2023) prometiéndoles libertad, siendo ellos mismos esclavos de corrupción. Porque el que es vencido de alguno, es hecho esclavo de aquel que lo venció. |
¡Ay de la ciudad de Samaria! Samaria, rodeada de su rico valle, orgullo y deleite de los borrachos de Israel. ¡Ay de su belleza que se marchita, máximo esplendor de una nación cuyos hombres yacen ebrios por las calles!
Tengo el corazón lleno de dolor, me siento debilitado y confundido como un borracho que es tardo en reaccionar por causa del espantoso destino que les espera a los falsos profetas, porque el Señor ha pronunciado contra ellos palabras terribles de castigo.
Si al examinar a la persona, el sacerdote descubre que la mancha se ha extendido sobre la piel, entonces la declarará impura. Se trata de un caso de lepra.
Jesús respondió: ―Es bien cierto que el que peca es esclavo del pecado.
Y el endemoniado se apoderó de ellos y los golpeó de tal manera que salieron de la casa desnudos y mal heridos.
¡Cristo nos libertó para que vivamos en libertad! ¡Cuiden esa libertad y no se dejen someter de nuevo al yugo de la esclavitud!
Les hablo así, hermanos, porque ustedes fueron llamados a ser libres. Pero no usen esa libertad para dar rienda suelta a sus pasiones. Más bien sírvanse unos a otros con amor.
De esta manera, volviendo en sí, escaparán de los lazos del diablo que los mantiene esclavizados y sujetos a su voluntad.
En otro tiempo, también nosotros éramos insensatos y desobedientes; con facilidad nos descarriábamos y vivíamos esclavos de los placeres y de los deseos pecaminosos. Estábamos llenos de rencor y envidia. Odiábamos a los demás y ellos nos odiaban a nosotros.
Pórtense como personas libres que no usan su libertad como pretexto para hacer lo malo, sino que viven como siervos de Dios.
Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción de este mundo debido a los malos deseos, puedan ser partícipes de la naturaleza divina.
Y si una persona que había escapado de la contaminación del mundo, por haber conocido a nuestro Señor y Salvador Jesucristo, vuelve a caer en ella, queda peor que antes.