Así sea el castigo del Señor sobre mis enemigos que me calumnian y me amenazan de muerte.
1 Corintios 12:3 - Biblica® Open Nueva Biblia Viva 2008 Por eso les advierto que nadie que dice mensajes del Espíritu puede maldecir a Jesús; y nadie puede decir que «Jesús es el Señor» si el Espíritu Santo no lo está ayudando. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Biblia Nueva Traducción Viviente Por lo tanto, quiero que sepan que nadie que habla por el Espíritu de Dios maldice a Jesús, y nadie puede decir que Jesús es el Señor excepto por el Espíritu Santo. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora les digo que ninguno puede gritar: '¡Maldito sea Jesús!' si el espíritu es de Dios; y nadie puede decir: '¡Jesús es el Señor!', sino con un espíritu santo. La Biblia Textual 3a Edicion Por lo cual, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama a Jesús anatema, y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Por eso os hago saber que nadie que habla en Espíritu de Dios, dice: '¡Maldito sea Jesús!'. Y nadie puede decir: 'Jesús es Señor', sino en el Espíritu Santo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. |
Así sea el castigo del Señor sobre mis enemigos que me calumnian y me amenazan de muerte.
―Entonces, ¿por qué David, inspirado por el Espíritu Santo, lo llama “Señor”? Porque fue David quien afirmó:
―¡No se lo prohíban! —respondió Jesús—. Nadie que realice milagros en mi nombre podrá hablar mal de mí.
Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros.
»Yo les enviaré de parte del Padre al Consolador, el Espíritu de verdad que viene del Padre, él les hablará acerca de mí.
―Siempre y cuando creas de corazón, no hay nada que lo impida —le dijo Felipe. ―Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios —respondió el eunuco.
Si declaras con tu boca que Jesús es el Señor y crees de corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, Dios te salvará.
Estaría dispuesto a condenarme eternamente lejos de Cristo, si con ello mis hermanos, los de mi propia raza, se salvaran.
Si alguien no ama al Señor, que Dios lo maldiga. ¡Ven, Señor nuestro!
para nosotros sólo hay un Dios: el Padre, de quien vienen todas las cosas y quien nos hizo para él; y sólo hay un Señor: Jesucristo, quien lo creó todo y nos da vida.
Ustedes son fáciles de engañar. Me parece que reciben a cualquiera que va y les predica de un Jesús distinto del que les he enseñado. También reciben fácilmente un espíritu diferente del Espíritu Santo que recibieron, y aceptan un evangelio diferente del que les predicamos.
No porque creamos que por nosotros mismos podemos hacer las cosas. Dios es la fuente de nuestro poder.
Cristo nos redimió de la maldición de la ley, tomando sobre sí mismo la maldición por amor a nosotros. Porque dicen las Escrituras que es «maldito el que es colgado en un madero».
su cuerpo no pasará la noche en el madero. Deberás sepultarlo el mismo día, porque es una maldición de Dios el que es colgado en un madero. No contaminarás la tierra que el Señor tu Dios te ha dado.