Bíobla ar líne

Fógraí


An Bíobla ar fad Sean-Tiomna Tiomna Nua




Génesis 19:11 - Biblia Version Moderna (1929)

Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa los hirieron con ceguera, desde el menor hasta el mayor: y ellos se cansaban buscando inútilmente la puerta.

Féach an chaibidil
Taispeáin Interlinear Bible

Tuilleadh leaganacha

Biblia Reina Valera 1960

Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa hirieron con ceguera desde el menor hasta el mayor, de manera que se fatigaban buscando la puerta.

Féach an chaibidil

Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego dejaron ciegos a todos los hombres que estaban en la puerta de la casa, tanto jóvenes como mayores, los cuales abandonaron su intento de entrar.

Féach an chaibidil

Biblia Católica (Latinoamericana)

Hirieron de ceguera a los hombres que estaban fuera, desde el más joven hasta el más viejo, de modo que no fueron ya capaces de encontrar la puerta.

Féach an chaibidil

La Biblia Textual 3a Edicion

al tiempo que a los hombres que estaban en la entrada de la casa, del menor al mayor, los hirieron con ceguera, de modo que eran incapaces de hallar la entrada.

Féach an chaibidil

Biblia Serafín de Ausejo 1975

Y a los que estaban a la entrada de la casa, los hirieron de ceguera, desde el menor hasta el mayor, de modo que no lograron dar con la puerta.

Féach an chaibidil

Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y a los hombres que estaban a la puerta de la casa desde el menor hasta el mayor, hirieron con ceguera; de modo que ellos se fatigaban buscando la puerta.

Féach an chaibidil
Aistriúcháin eile



Génesis 19:11
7 Tagairtí Cros  

Y dijeron los varones a Lot: ¿A quién más tienes aquí? Yernos, y tus hijos, y tus hijas, y cuanto tienes en la ciudad, sácalo del lugar;


Y cuando los Siros bajaron contra él, Eliseo oró a Jehová, y dijo: ¡Ruégote que hieras esta gente con ceguera! En efecto, Jehová los hirió con ceguera, conforme al dicho de Eliseo.


Los esfuerzos desatinados del insensato le cansan; porque ni siquiera sabe ir a la ciudad.


Te has cansado en el largo camino, mas no dijiste: Desistiré; hallaste en ello el avivamiento de tu fuerza; por tanto no te desalentaste.


¿Por qué corres tan afanada, de uno a otro, cambiando tu camino? De Egipto también te avergonzarás, así como te has avergonzado de Asiria.


Ahora pues, he aquí que la mano del Señor está sobre ti, y estarás, ciego, sin ver el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él obscuridad y tinieblas; y andaba en derredor buscando quien le llevase de la mano.