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Proverbios 2:2 - Biblia Martin Nieto

haciendo tu oído atento a la sabiduría e inclinando tu corazón a la inteligencia;

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Taispeáin Interlinear Bible

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Biblia Reina Valera 1960

Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; Si inclinares tu corazón a la prudencia,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Afina tus oídos a la sabiduría y concéntrate en el entendimiento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

que tu oído se abra a la sabiduría, que tu corazón se doblegue a la verdad,

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La Biblia Textual 3a Edicion

Haciendo atento tu oído a la sabiduría, E inclinando tu corazón a la inteligencia,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

prestando atención a la sabiduría e inclinando tu corazón a la prudencia,

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

de manera que inclines tu oído a la sabiduría, y apliques tu corazón al entendimiento;

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Proverbios 2:2
15 Tagairtí Cros  

Enséñanos a contar nuestros días para que adquiramos un corazón sabio.


El que quiere separarse busca pretextos y contra todo consejo se irrita.


si llamas a la prudencia y levantas tu voz hacia la inteligencia;


Aplica tu corazón a la doctrina, tus oídos a las palabras sabias.


Escuchad, hijos míos, la instrucción de un padre y estad atentos a conocer la prudencia,


Hijo mío, presta atención a mis palabras, inclina tu oído a mis razones;


Mas el que viola a una mujer es un mentecato; él mismo se busca la ruina.


Todavía apliqué mi corazón a saber, examinar e investigar la sabiduría y la razón de las cosas, y a reconocer que la maldad es una insensatez, y el desvarío una locura.


Después de haberme aplicado a conocer la sabiduría y a examinar las ocupaciones que se desempeñan en la tierra porque los ojos del hombre ni de noche ni de día ven el sueño ,


Todo esto lo he comprobado examinando todas las cosas que se hacen bajo el sol, en el tiempo en que un hombre domina sobre otro hombre y le hace daño.


Prestad oído y venid a mí; escuchad y vivirá vuestra alma. Haré con vosotros un pacto eterno, según la fiel promesa que hice a David.


¡El que tenga oídos que oiga!'.


Los judíos de Berea eran más abiertos que los de Tesalónica, y recibieron la palabra con buena disposición, estudiando diariamente las Escrituras para ver si todo era así.