arropado de luz, como de un manto despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
Mateo 17:2 - Biblia Martin Nieto Y se transfiguró ante ellos. Su rostro brilló como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la luz. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras los hombres observaban, la apariencia de Jesús se transformó a tal punto que la cara le brillaba como el sol y su ropa se volvió tan blanca como la luz. Biblia Católica (Latinoamericana) A la vista de ellos su aspecto cambió completamente: su cara brillaba como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue transfigurado° ante ellos,° y su rostro resplandeció como el sol, y sus vestiduras se hicieron blancas como la luz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y allí se transfiguró delante de ellos: su rostro resplandeció como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y se transfiguró delante de ellos; y su rostro resplandeció como el sol, y su vestidura se hizo blanca como la luz. |
arropado de luz, como de un manto despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
'¿Quién es ésta que avanza cual la aurora, bella como la luna, distinguida como el sol, imponente como ejército formado?'. Ella:
Seis días después Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, su hermano, y los llevó a un monte alto a solas.
Sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente, como ningún batanero de la tierra podría blanquearlos.
Mientras él oraba, cambió el aspecto de su rostro y sus vestidos se volvieron de una blancura resplandeciente.
Y aquel que es la Palabra / se hizo carne, / y habitó entre nosotros, / y nosotros vimos su gloria, / gloria cual de unigénito / venido del Padre, / lleno de gracia y de verdad. /
Padre, yo quiero que también los que me has confiado estén conmigo donde yo estoy, para que vean mi gloria, que me has dado, porque antes de la creación del mundo ya me amabas.
Y no os acomodéis a este mundo; al contrario, transformaos y renovad vuestro interior para que sepáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.
Después vi otro ángel vigoroso, que bajaba del cielo envuelto en una nube; sobre la cabeza tenía el arco iris; su rostro era como el sol, y sus piernas como columnas de fuego.
Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado sobre él. El cielo y la tierra huyeron de su presencia, sin que se encontrase su lugar.