'El reino de Dios es semejante a un mercader que busca perlas preciosas.
También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas,
»Además el reino del cielo es como un comerciante en busca de perlas de primera calidad.
Aquí tienen otra figura del Reino de los Cielos: un comerciante que busca perlas finas.
También el reino de los cielos es semejante a un mercader° en busca de buenas perlas,
También se parece el reino de los cielos a un comerciante en perlas finas.
También el reino del cielo es semejante a un mercader que busca buenas perlas;
Corales y cristal no merecen mi mención, la sabiduría vale más que las perlas.
Fin del discurso. Todo está dicho. Teme a Dios y guarda sus mandamientos, porque en eso consiste ser hombre.
Vanidad de vanidades, dice Qohélet, y todo es vanidad.
Les propuso otra parábola: 'El reino de Dios es semejante a un hombre que sembró buena semilla en un campo.
Cuando encuentra una de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra'.
¿Qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué dará el hombre a cambio de su vida?
Pero ellos no hicieron caso y se fueron, unos a su campo y otros a su negocio;
'No deis lo santo a los perros ni echéis vuestras perlas a los puercos, no sea que las pisoteen, se vuelvan contra vosotros y os despedacen'.