El rey, al oír la amenaza que el hombre de Dios había gritado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero la mano que había extendido contra él se le quedó tiesa sin poderla mover.
Lucas 6:6 - Biblia Martin Nieto Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Allí había un hombre que tenía seca su mano derecha. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Biblia Nueva Traducción Viviente Otro día de descanso, un hombre que tenía la mano derecha deforme estaba en la sinagoga mientras Jesús enseñaba. Biblia Católica (Latinoamericana) Otro sábado Jesús había entrado en la sinagoga y enseñaba. Había allí un hombre que tenía paralizada la mano derecha. La Biblia Textual 3a Edicion En otro sábado, que entró° en la sinagoga para enseñar, aconteció que estaba allí un hombre cuya mano° derecha estaba contraída.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Otro sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y había allí un hombre cuya mano derecha estaba seca. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció también en otro sábado, que Él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. |
El rey, al oír la amenaza que el hombre de Dios había gritado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, y dijo: '¡Prendedlo!'. Pero la mano que había extendido contra él se le quedó tiesa sin poderla mover.
¡Ay del pastor infiel que abandona las ovejas! ¡Que la espada venga sobre su brazo y sobre su ojo derecho! ¡Que su brazo se seque y que su ojo derecho quede completamente ciego!
Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, predicando el evangelio del reino y curando todas las enfermedades y dolencias del pueblo.
Jesús preguntó a los doctores de la ley y a los fariseos: '¿Está permitido curar en sábado o no?'.
Llegó a Nazaret, donde se había criado. El sábado entró, según su costumbre, en la sinagoga y se levantó a leer.
Un sábado, Jesús atravesaba unos sembrados, y sus discípulos comenzaron a cortar espigas y a comerlas, desgranándolas con las manos.
En estos soportales había muchos enfermos, ciegos, cojos y paralíticos. Periódicamente bajaba un ángel a la piscina y agitaba el agua y el primero que se mentía, apenas agitada el agua, quedaba curado.
Algunos fariseos dijeron: 'Ése no puede ser un hombre de Dios, pues no guarda el sábado'. Otros decían: '¿Cómo puede hacer tales milagros un hombre pecador?'. Estaban divididos.