Lucas 24:32 - Biblia Martin Nieto Y se dijeron uno a otro: '¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces se dijeron el uno al otro: «¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces se dijeron el uno al otro: '¿No sentíamos arder nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?' La Biblia Textual 3a Edicion Y se dijeron el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón cuando nos hablaba en el camino, cuando nos abría las Escrituras? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Se decían el uno al otro: '¿Verdad que dentro de nosotros ardía nuestro corazón cuando nos venía hablando por el camino y nos explicaba las Escrituras?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y se decían el uno al otro: ¿No ardía nuestro corazón en nosotros, mientras nos hablaba en el camino, y cuando nos abría las Escrituras? |
Enmudecí, guardé silencio; callé, pero fue en vano, pues mi dolor se hizo insoportable, mi corazón ardía dentro de mí;
El hierro se aguza con el hierro, y el hombre se afina al contacto con su prójimo.
El perfume y el incienso alegran el corazón, el consejo y la ciencia son la delicia del alma.
El Señor Dios me ha dado una lengua de experto para que yo sepa responder al cansado. Cada mañana me despierta el oído para escuchar como un discípulo.
Cuando recibía tus palabras yo las devoraba; tus palabras eran mi delicia, la alegría de mi corazón, pues tu nombre se invocaba sobre mí, oh Señor Dios omnipotente.
Yo me decía: No pensaré más en él, no hablaré más en su nombre. Pero había en mi corazón como un fuego abrasador encerrado en mis huesos; me he agotado en contenerlo y no lo he podido soportar.
¿No es mi palabra como el fuego, como el martillo que deshace la roca?
y no les hablaba sin parábolas; a sus discípulos se las explicaba a solas.
Entonces les abrió la inteligencia para que entendieran las Escrituras. Y les dijo:
El espíritu es el que da vida. La carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida.
Señalaron un día, y fueron a su alojamiento en mayor número. Desde la mañana hasta la tarde les anunció el reino de Dios, dando testimonio y esforzándose por convencerlos de quién era Jesús, apoyándose en la ley de Moisés y en los profetas.
Pues la palabra de Dios es viva y eficaz y más aguda que espada de dos filos; ella penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las articulaciones y de la médula, y es capaz de juzgar los sentimientos y los pensamientos.