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Lucas 11:42 - Biblia Martin Nieto

Mas, ¡ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la menta y de la ruda y de todas las legumbres, y olvidáis la justicia y el amor de Dios! ¡Hay que hacer una cosa sin descuidar la otra!

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Biblia Reina Valera 1960

Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

»¡Qué aflicción les espera, fariseos! Pues se cuidan de dar el diezmo sobre el más mínimo ingreso de sus jardines de hierbas, pero pasan por alto la justicia y el amor de Dios. Es cierto que deben diezmar, pero sin descuidar las cosas más importantes.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Pobres de ustedes, fariseos! Ustedes dan para el Templo la décima parte de todo, sin olvidar la menta, la ruda y las otras hierbas, pero descuidan la justicia y el amor a Dios. Esto es lo que tienen que practicar, sin dejar de hacer lo otro.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Pero ¡ay de vosotros, los fariseos! Que dais el diezmo por la menta y la ruda, y por toda hortaliza,° pero pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Debía hacerse esto, sin descuidar aquello.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pero ¡ay de vosotros, fariseos, que os preocupáis por el diezmo de la menta, de la ruda y de toda clase de hortalizas, y faltáis a la justicia y al amor de Dios! Esto es lo que había que practicar, sin omitir aquello.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mas ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza; mas el juicio y el amor de Dios pasáis por alto. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer lo otro.

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Lucas 11:42
22 Tagairtí Cros  

así como los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está prescrito en la ley; los primogénitos de nuestras reses vacunas y de nuestro ganado menor, para presentarlos en el templo de nuestro Dios a los sacerdotes encargados del culto del templo de nuestro Dios;


Practicar la justicia y la equidad agrada al Señor más que los sacrificios.


Es bueno que esto sujetes y que de aquello no retires tu mano; porque quien teme a Dios cumple lo uno y lo otro.


Se te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno, lo que el Señor exige de ti. Es esto: practicar la justicia, amar la misericordia y caminar humildemente con tu Dios.


El hijo honra a su padre, el siervo honra a su señor. Pues si yo soy padre, ¿dónde está el honor que me pertenece? Y si soy señor, ¿dónde el respeto que se me debe?, dice el Señor todopoderoso justamente a vosotros, sacerdotes, que mientras despreciáis mi nombre, todavía decís: ¿En qué hemos despreciado tu nombre?


Vosotros cansáis al Señor con vuestras palabras, y sin embargo decís: '¿En qué le hemos cansado?'. Con esto afirmáis: 'Todo el que hace el mal es bien visto por el Señor y él lo acepta complacido', o '¿dónde está el Dios de la justicia?'.


¿Puede un hombre engañar a Dios? Sí, vosotros me engañáis y andáis diciendo: '¿En qué te hemos engañado?'. En los diezmos y en los tributos sagrados.


'¡A y de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que cerráis el reino de Dios a los hombres! ¡No entráis vosotros ni dejáis entrar a los que quieren!


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe! Hay que hacer una cosa sin descuidar la otra.


¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos hipócritas, que sois como sepulcros blanqueados, que por fuera aparecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre!


yo ayuno dos veces por semana y pago los diezmos de todo lo que poseo.


yo sé bien que no amáis a Dios.


Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. El que no ama a su hermano, al que ve, no puede amar a Dios, al que no ve.


Samuel respondió: '¿Se complace tanto el Señor en los holocaustos y sacrificios como en la obediencia a sus palabras? La obediencia vale más que el sacrificio, y la docilidad más que las grasas de los carneros.