Y, agachándose otra vez, continuó escribiendo en el suelo.
E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Luego volvió a inclinarse y siguió escribiendo en el polvo.
Se inclinó de nuevo y siguió escribiendo en el suelo.
E inclinándose otra vez, seguía escribiendo en el suelo.
Y volviéndose a inclinar hacia el suelo, escribía en tierra.
Echará agua bendita en una vasija de barro, y tomando un poco de tierra del suelo de la tienda, la mezclará con el agua.
Como insistían en la pregunta, se alzó y les dijo: 'El que de vosotros no tenga pecado que tire la primera piedra'.
Al oír estas palabras, se fueron uno tras otro, comenzando por los más ancianos, y se quedó Jesús solo, con la mujer allí en medio.