Jacob, de vuelta de la llanura de Padán Arán, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en tierra de Canaán, y acampó delante de ella.
Juan 3:23 - Biblia Martin Nieto Juan también bautizaba en Ainón, próximo a Salín, pues allí abundaba el agua, y acudían muchos a bautizarse. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Juan bautizaba también en Enón, junto a Salim, porque había allí muchas aguas; y venían, y eran bautizados. Biblia Nueva Traducción Viviente En ese tiempo, Juan el Bautista bautizaba en Enón, cerca de Salim, porque allí había mucha agua; y la gente iba a él para ser bautizada. Biblia Católica (Latinoamericana) Juan también estaba bautizando en Ainón, cerca de Salín, porque allí había mucha agua; la gente venía y se hacía bautizar. La Biblia Textual 3a Edicion También Juan estaba bautizando en Enón, cerca de Salim, pues había allí muchas aguas, y acudían, y eran bautizados, Biblia Serafín de Ausejo 1975 También Juan seguía bautizando en Enón, cerca de Salín, porque había allí aguas abundantes y la gente acudía para bautizarse; Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y también Juan bautizaba en Enón, junto a Salim, porque allí había mucha agua; y venían, y eran bautizados. |
Jacob, de vuelta de la llanura de Padán Arán, llegó sano y salvo a la ciudad de Siquén, en tierra de Canaán, y acampó delante de ella.
¡Oh, tú que moras a orillas de aguas abundantes, cuajada de tesoros, ha llegado tu fin, el término de tu destino!
Tu madre era como una vid plantada junto a las aguas, exuberante de frutos y ramas por la abundancia de agua.
la gloria del Dios de Israel llegaba a la parte de oriente. Su ruido era como el ruido de una masa de agua, y la tierra resplandecía de gloria.
Iban muchos a que los bautizara. Juan les decía: 'Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir del castigo inminente?
Después de esto, Jesús fue con sus discípulos a la comarca de Judea; allí vivía con ellos y bautizaba.
sus pies, como el bronce fundido a fuego; su voz, como el rumor de aguas caudalosas;
Oí una voz que venía del cielo, semejante a la voz de aguas caudalosas y al ruido de un gran trueno. El sonido que oí era como el de citaristas que tocan sus cítaras.
Luego oí como una voz de potentes truenos, que decía: ¡Aleluya! El Señor, nuestro Dios, todopoderoso, ha establecido su reino.
Atravesaron las montañas de Efraín; pasaron la tierra de Salisá, pero no las encontraron; cruzaron el país de Salín, y no estaban allí; atravesaron el país de Benjamín, y no las encontraron.