Josué 2:16 - Biblia Martin Nieto Y les dijo: 'Id hacia la montaña, para que no os encuentren los que os persiguen; estad escondidos allí durante tres días, hasta que ellos regresen, y luego seguid vuestro camino'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y les dijo: Marchaos al monte, para que los que fueron tras vosotros no os encuentren; y estad escondidos allí tres días, hasta que los que os siguen hayan vuelto; y después os iréis por vuestro camino. Biblia Nueva Traducción Viviente —Huyan a la zona montañosa —les dijo—. Escóndanse allí de los hombres que los están buscando por tres días. Luego, cuando ellos hayan vuelto, ustedes podrán seguir su camino. Biblia Católica (Latinoamericana) Les dijo: 'Huyan a los cerros para que no los encuentren los que los persiguen. Quédense allí escondidos tres días, hasta que regresen los que los persiguen, luego sigan su camino'. La Biblia Textual 3a Edicion y les dijo: Marchaos al monte, no sea que os alcancen los perseguidores. Os esconderéis allí tres días, hasta que hayan vuelto los perseguidores, y después seguiréis vuestro camino. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y les dijo: 'Encaminaos hacia el monte, para que no os encontréis con los que os persiguen, y escondeos allí durante tres días, hasta que vuelvan los perseguidores; después podéis seguir vuestro camino'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les dijo: Marchaos a la montaña, no sea que los perseguidores os encuentren; y escondeos allí por tres días hasta que los perseguidores regresen; y después seguiréis vuestro camino. |
¿Y Rajab, la prostituta, no fue también justificada por las obras, al recibir a los mensajeros y hacerles partir por otro camino?
Como Rajab vivía en una casa adosada a la muralla de la ciudad, con una soga les hizo bajar por la ventana.
Ellos se fueron, llegaron a la montaña y estuvieron allí tres días, hasta que volvieron sus perseguidores, que los estuvieron buscando por todas partes y no los encontraron.
David quedó en el desierto, en los lugares fuertes, en la montaña del desierto de Zif. Saúl le buscaba continuamente, pero Dios no le puso en sus manos.