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Josué 11:11 - Biblia Martin Nieto

Consagró al exterminio y pasó a filo de espada a todos los que vivían en ella. No quedó ni un superviviente, y Jasor fue pasto de las llamas.

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Biblia Reina Valera 1960

Y mataron a espada todo cuanto en ella tenía vida, destruyéndolo por completo, sin quedar nada que respirase; y a Hazor pusieron fuego.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Los israelitas destruyeron por completo a todo ser viviente de la ciudad, sin dejar sobrevivientes. No se le perdonó la vida a nadie. Y después Josué quemó la ciudad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Condenaron al anatema y pasaron a filo de espada a todos los seres vivientes que allí estaban; no se dejó a nadie con vida en Hasor, a la que se incendió.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y mataron a filo de espada a cuantas personas había en ella, dedicándola al exterminio, sin que quedara un alma, y le prendieron fuego a Hazor.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pasaron a filo de espada a todos sus habitantes y los entregó al anatema, sin dejar supervivientes. Luego prendió fuego a la ciudad de Jasor.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y mataron a filo de espada a todas las almas que había en ella, destruyéndoles por completo; no quedó nada que respirase; y a Hazor le prendió fuego.

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Josué 11:11
6 Tagairtí Cros  

En las ciudades de estas naciones que el Señor, tu Dios, te da como heredad, no dejarás nada con vida.


pero nos quedamos con los ganados y el botín de las ciudades.


Cuando te los haya entregado y tú los hayas derrotado, los entregarás al exterminio; no harás pactos ni tendrás compasión con ellos.


Josué conquistó toda la tierra: la montaña, el Negueb, la tierra baja y las pendientes con todos sus reyes, sin dejar ni un superviviente. Entregó al exterminio a todo ser viviente, como había mandado el Señor, Dios de Israel.


Y entregaron al exterminio todo lo que había en la ciudad, hombres y mujeres, jóvenes y viejos, incluso los bueyes, ovejas y asnos, pasándolos a filo de espada.


Después quemaron la ciudad y todo lo que había en ella, a excepción de la plata, el oro y los objetos de bronce y de hierro, que se depositaron en el tesoro de la casa del Señor.