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Jeremías 23:31 - Biblia Martin Nieto

Estoy contra los profetas -dice el Señor- que no tienen más que abrir su boca para proferir oráculos.

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Biblia Reina Valera 1960

Dice Jehová: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: Él ha dicho.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Estoy en contra de estos profetas que con mucha labia dicen: “¡Esta profecía es del Señor!”.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

que no tienen más que abrir su boca para pronunciar oráculos.

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La Biblia Textual 3a Edicion

He aquí Yo estoy contra los profetas, dice YHVH, que sueltan sus lenguas y dicen: Él dice.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Aquí estoy contra los profetas -oráculo de Yahveh-, que utilizan su lengua para proferir un oráculo.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

He aquí, yo estoy contra los profetas, dice Jehová, que endulzan sus lenguas, y dicen: Él ha dicho.

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Jeremías 23:31
12 Tagairtí Cros  

Sedecías, hijo de Canaaná, se había hecho cuernos de hierro, y decía: 'Esto dice el Señor: Con éstos acornearás a Siria hasta exterminarlo'.


El rey de Israel reunió a los profetas, 400 hombres, y les dijo: '¿Debo atacar a Ramot de Galaad o no?'. Respondieron: 'Atácala porque Dios la pondrá en tus manos'.


Dicen a los videntes: No tengáis visiones, y a los profetas: No profeticéis la verdad para nosotros: decidnos cosas seductoras, profetizad ilusiones;


Dicen a quienes desprecian la palabra del Señor: '¡Tendréis paz!', y a todos los que siguen el capricho de su corazón: '¡No os sobrevendrá ningún mal!'.


Por eso, estoy contra los profetas -dice el Señor- que se roban mutuamente mis palabras.


Me levanto contra los profetas que profetizan sueños mentirosos -dice el Señor- y, contándolos, desorientan a mi pueblo con sus mentiras y sus extravagancias. Yo no los he enviado ni les he confiado mis órdenes, y ellos no sirven de nada a este pueblo -dice el Señor-.


Y el profeta Jeremías dijo al profeta Ananías: 'Escucha bien, Ananías: El Señor no te ha enviado, y tú has hecho que este pueblo crea en la mentira.


Y aquel año, en el mes séptimo, murió el profeta Ananías.


Si hubiera un hombre que persiguiera el viento y fraguara esta mentira: 'Yo te profetizo vino y licor', éste sería el profeta digno de este pueblo.


Pero el profeta que tenga la osadía de anunciar en mi nombre lo que yo no le haya ordenado decir o hable en nombre de otros dioses, ese profeta morirá.