Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel manjar caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
Hechos 1:3 - Biblia Martin Nieto Después de su pasión se presentó a ellos, dándoles muchas pruebas evidentes de que estaba vivo: se apareció durante cuarenta días y les habló de las cosas del reino de Dios. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Biblia Nueva Traducción Viviente Durante los cuarenta días después de que sufrió y murió, Cristo se apareció varias veces a los apóstoles y les demostró con muchas pruebas convincentes que él realmente estaba vivo. Y les habló del reino de Dios. Biblia Católica (Latinoamericana) De hecho, se presentó a ellos después de su pasión y les dio numerosas pruebas de que vivía. Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios. La Biblia Textual 3a Edicion Ante los cuales, después de haber padecido, se presentó vivo, con muchas pruebas decisivas, apareciéndoseles durante cuarenta días, y hablándoles de las cosas concernientes al reino de Dios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 A estos mismos se mostró después de su pasión, les dio numerosas pruebas de que estaba vivo, permitió que por espacio de cuarenta días le vieran, y les habló del reino de Dios. Biblia Reina Valera Gómez (2023) a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas infalibles, siendo visto de ellos por cuarenta días, y hablándoles de las cosas que pertenecen al reino de Dios: |
Se levantó, comió y bebió, y con la fuerza de aquel manjar caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, el Horeb.
'Pues bien, os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios para dárselo a un pueblo que pague sus frutos.
De pronto Jesús salió a su encuentro y les dijo: 'Dios os guarde'. Ellas se acercaron, se agarraron a sus pies y lo adoraron.
Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre.
Jesús, el Señor, después de haber hablado con ellos, subió al cielo y se sentó a la diestra de Dios.
Ocho días después, estaban nuevamente allí dentro los discípulos, y Tomás con ellos. Jesús llegó, estando cerradas las puertas, se puso en medio y les dijo: '¡La paz esté con vosotros!'.
Jesús se manifestó de nuevo a los discípulos en el mar de Tiberíades. Fue de este modo:
Ésta fue la tercera vez que se apareció a los discípulos después de haber resucitado de entre los muertos.
él se apareció durante muchos días a los que habían ido con él de Galilea a Jerusalén, y que ahora son sus testigos ante el pueblo.
Pablo entró después en la sinagoga, donde habló con absoluta libertad durante tres meses, discutiendo y esforzándose por convencerlos acerca del reino de Dios.
Señalaron un día, y fueron a su alojamiento en mayor número. Desde la mañana hasta la tarde les anunció el reino de Dios, dando testimonio y esforzándose por convencerlos de quién era Jesús, apoyándose en la ley de Moisés y en los profetas.
predicando el reino de Dios y enseñando las cosas referentes al Señor Jesucristo con toda libertad y sin obstáculo alguno.
Pero cuando Felipe les habló del reino de Dios y de Jesucristo, hombres y mujeres creyeron en él y se bautizaron.
porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo.
Me postré luego en presencia del Señor. Como la primera vez, estuve durante cuarenta días sin comer ni beber por causa del pecado que vosotros habíais cometido haciendo lo que es malo a los ojos del Señor hasta el punto de irritarle;
Cuando subí yo a la montaña para recibir las tablas de piedra, las tablas de la alianza que el Señor hacía con vosotros, permanecí sobre la cima cuarenta días y cuarenta noches sin comer ni beber.
que nos rescató del poder de las tinieblas y nos transportó al reino de su Hijo querido,
y así os exhortábamos, os animábamos y os alentábamos a llevar una vida digna de Dios, que os llama a su reino y a su gloria.
Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que hemos contemplado, lo que han tocado nuestras manos acerca de la palabra de la vida,