Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y a causa de sus llagas hemos sido curados.
Hebreos 5:8 - Biblia Martin Nieto aunque era hijo, en el sufrimiento aprendió a obedecer; Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; Biblia Nueva Traducción Viviente Aunque era Hijo de Dios, Jesús aprendió obediencia por las cosas que sufrió. Biblia Católica (Latinoamericana) Aunque era Hijo, aprendió en su pasión lo que es obedecer. La Biblia Textual 3a Edicion Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió° la obediencia, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y aun siendo Hijo, aprendió, padeciendo, a obedecer Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia; |
Ha sido traspasado por nuestros pecados, triturado por nuestras iniquidades; el castigo, precio de nuestra paz, cae sobre él, y a causa de sus llagas hemos sido curados.
Jesús le respondió: '¡Déjame ahora, pues conviene que se cumpla así toda justicia!'.
Nadie me la quita, sino que la doy yo por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla. Tal es el mandato que he recibido de mi Padre'.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Jesús les dijo: 'Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y completar su obra.
pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.
y, en su condición de hombre, se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
en estos días, que son los últimos, nos ha hablado por el Hijo, a quien ha constituido heredero de todas las cosas, por quien hizo también el universo.
En efecto, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios alguna vez: Tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy; y además: Yo seré su Padre, y él será mi Hijo?
Del Hijo, en cambio, afirma: Tu trono, oh Dios, dura eternamente; y: el cetro de tu reino es cetro de justicia.
Cristo, por el contrario, lo ha sido en calidad de Hijo, al frente de su casa. Y su casa somos nosotros, con tal que permanezcamos inquebrantables hasta el fin, confesando valientemente nuestra fe y confiados en la esperanza que tenemos.