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Juan 10:18 - Biblia Martin Nieto

18 Nadie me la quita, sino que la doy yo por mí mismo. Tengo el poder de darla y el poder de recobrarla. Tal es el mandato que he recibido de mi Padre'.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Nadie puede quitarme la vida sino que yo la entrego voluntariamente en sacrificio. Pues tengo la autoridad para entregarla cuando quiera y también para volver a tomarla. Esto es lo que ordenó mi Padre».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Nadie me la quita, sino que yo mismo la entrego. En mis manos está el entregarla y el recobrarla: éste es el mandato que recibí de mi Padre.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Nadie me la quita, sino que Yo la pongo de mí mismo.° Tengo autoridad para ponerla y tengo autoridad para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Nadie me la quita, sino que yo por mí mismo la doy; tengo poder para darla y tengo poder para recobrarla. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre.'

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Juan 10:18
23 Tagairtí Cros  

'Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas.


igual que mi Padre me conoce a mí, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas.


El Padre me ama, porque yo doy mi vida para recobrarla de nuevo.


pero debe ser así para que el mundo conozca que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha ordenado. Levantaos, vámonos de aquí'.


Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.


Jesús le respondió: 'No tendrías ningún poder sobre mí si no te lo hubiera dado Dios; por eso, el que me ha entregado a ti es más culpable que tú'.


Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado al hijo que tenga vida en sí mismo.


Yo no puedo hacer nada por mí mismo. Yo juzgo como me ordena el Padre, y mi juicio es justo porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.


pues he bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado.


pero Dios lo ha resucitado, rompiendo las ligaduras de la muerte, pues era imposible que la muerte dominara sobre él.


Dios ha resucitado a éste, que es Jesús, de lo que todos nosotros somos testigos.


matasteis al autor de la vida, a quien Dios resucitó de entre los muertos; de lo cual nosotros somos testigos.


que se entregó a sí mismo por nosotros para redimirnos y hacer de nosotros un pueblo escogido, limpio de todo pecado y dispuesto a hacer siempre el bien.


Pero al que fue rebajado un poco con relación a los ángeles, Jesús, le vemos coronado de gloria y dignidad por haber sufrido la muerte; de modo que, por la gracia de Dios, gustó la muerte en beneficio de todos.


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