Expulsó al hombre, y puso delante del jardín de Edén los querubines y la llama de la espada flameante para guardar el camino del árbol de la vida.
Hebreos 1:7 - Biblia Martin Nieto Mientras que, cuando habla de los ángeles, dice: Hace a sus ángeles como vientos, y a sus ministros como llama de fuego. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero con respecto a los ángeles, Dios dice: «Él envía a sus ángeles como los vientos y a sus sirvientes como llamas de fuego». Biblia Católica (Latinoamericana) Tratándose de los ángeles, encontramos palabras como éstas: Dios envía a sus ángeles como espíritus y a sus servidores como llamas ardientes. La Biblia Textual 3a Edicion Ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de fuego.° Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respecto de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles ser como vientos y a sus servidores como fuego calcinante. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y ciertamente de los ángeles dice: El que hace a sus ángeles espíritus, y a sus ministros llama de fuego. |
Expulsó al hombre, y puso delante del jardín de Edén los querubines y la llama de la espada flameante para guardar el camino del árbol de la vida.
Miqueas replicó: 'Escucha la palabra del Señor: He visto al Señor sentado en su trono y a toda la corte del cielo alineada a su derecha y a su izquierda.
Y mientras iban caminando y conversando, un carro de fuego, con caballos de fuego, pasó entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo.
Y Eliseo oró así: 'Señor, ábrele los ojos para que vea'. Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo.
tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros.
Estaban de pie serafines por encima de él, cada uno con seis alas: con dos cubrían el rostro; con dos, los pies, y con las otras dos volaban.
Un río de fuego manaba y salía delante de él. Miles de millares le servían, millones y millones estaban de pie en su presencia. El tribunal se sentó y los libros se abrieron.
El ángel me respondió: Son los cuatro vientos del cielo, que salen de la presencia del Señor de toda la tierra.
¿No son todos ellos espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquéllos que deben heredar la salvación?