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2 Reyes 6:17 - Biblia Martin Nieto

17 Y Eliseo oró así: 'Señor, ábrele los ojos para que vea'. Y el Señor abrió los ojos del muchacho, el cual vio el monte repleto de caballos y carros de fuego, que rodeaban a Eliseo.

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Biblia Reina Valera 1960

17 Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

17 Entonces Eliseo oró: «Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que el Señor abrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

17 Eliseo se puso a orar: 'Yavé, abre sus ojos para que vea'. Y Yavé abrió los ojos del joven, quien vio la montaña cubierta de caballos y carros de fuego que rodeaban a Eliseo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

17 Y oró Eliseo diciendo: ¡Oh YHVH, te ruego que abras sus ojos para que vea! Y YHVH abrió los ojos del siervo, y miró, y he aquí el monte estaba repleto de caballos y carros° de fuego alrededor de Eliseo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

17 Entonces Eliseo se puso a orar y dijo: '¡Oh Yahveh! Ábrele los ojos para que vea'. Abrió Yahveh los ojos del criado, y éste vio que el monte estaba lleno de caballos y de carros de fuego que rodeaban a Eliseo.

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2 Reyes 6:17
28 Tagairtí Cros  

Dios abrió los ojos a Agar, que vio un pozo de agua. Se fue a llenar el odre y dio de beber al niño.


Labán se levantó de madrugada, besó a sus nietos y a sus hijas, los bendijo y regresó a su lugar.


Cuando Jacob continuaba su camino, le salieron al encuentro unos ángeles de Dios.


Al verlos, exclamó: 'Éste es el campo de Dios', y llamó a aquel lugar Majanáyim.


Y mientras iban caminando y conversando, un carro de fuego, con caballos de fuego, pasó entre los dos, y Elías fue arrebatado en un torbellino hacia el cielo.


construyes sobre las aguas tus moradas; haces tu carro de las nubes y caminas en las alas del viento;


tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros.


abre mis ojos para que contemple las maravillas de tu ley;


Jerusalén está rodeada de montes; así rodea el Señor a su pueblo desde ahora y por siempre.


Un mísero gritó: el Señor lo escuchó y lo libró de todas sus angustias;


¿Por qué miráis celosos, oh montes encrestados, el monte en que Dios quiere morar, en el que el Señor por siempre morará?


pues él ordenó a sus santos ángeles que te guardaran en todos tus caminos;


si me llama, yo le responderé, estaré con él en la desgracia, lo libraré y lo llenaré de honores;


para abrir los ojos a los ciegos, para sacar a los presos de la cárcel, del calabozo a los que viven en tinieblas.


Sólo yo, Daniel, contemplé la visión: los hombres que se encontraban conmigo no veían nada, pero un gran terror los invadió y huyeron a esconderse.


'Tuve un sueño durante la noche. Vi un jinete sobre un caballo rojo, que estaba entre los mirtos que había en un valle profundo; detrás de él había caballos rojos, alazanes, negros y blancos.


El Señor abrió los ojos de Balaán y vio al ángel del Señor apostado en el camino con la espada desenvainada en la mano. Balaán se inclinó y se postró en tierra.


¿O crees que no puedo pedir ayuda a mi Padre, que me mandaría ahora mismo más de doce legiones de ángeles?


a abrirles los ojos, para que pasen de las tinieblas a la luz y del poder de Satanás a Dios; para que, por la fe en mí, reciban el perdón de los pecados y la herencia entre los consagrados.


que ilumine los ojos de vuestro corazón, para que conozcáis cuál es la esperanza de su llamada, cuál la riqueza de la gloria de su herencia otorgada a su pueblo


¿No son todos ellos espíritus encargados de un ministerio, enviados al servicio de aquéllos que deben heredar la salvación?


Luego vi el cielo abierto, y apareció un caballo blanco; el jinete se llama el fiel, el veraz, y juzga y lucha con justicia.


Y los ejércitos celestes lo acompañan sobre caballos blancos, vestidos de lino fino, blanco y limpio.


Escribe al ángel de la Iglesia de Filadelfia: Esto es lo que dice el santo, el veraz, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cerrará, el que cierra y nadie abrirá:


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