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Habacuc 1:5 - Biblia Martin Nieto

Mirad a las gentes y observad; quedaréis maravillados y asombrados, pues va a realizarse en vuestros días una obra que no creeríais si alguno os la contara.

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Biblia Reina Valera 1960

Mirad entre las naciones, y ved, y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

El Señor respondió: «Observen las naciones; ¡mírenlas y asómbrense! Pues estoy haciendo algo en sus propios días, algo que no creerían aun si alguien les dijera.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Miren, traidores y contemplen, asómbrense y quédense alelados, porque voy a realizar en su época algo que no creerían si se lo hubieran contado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Mirad a las naciones, contemplad y asombraos, porque Yo haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os cuente, no la creeríais.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Mirad a las naciones y observad, asombraos y pasmaos, porque yo haré en vuestros días una cosa que no la creeríais si os la contaran.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Mirad en las naciones, y ved, y maravillaos y asombraos; porque haré una obra en vuestros días, que aun cuando se os contare, no la creeréis.

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Habacuc 1:5
15 Tagairtí Cros  

por eso yo continuaré obrando maravillas, estupendas maravillas; entonces fracasará la sabiduría de sus sabios, y la inteligencia de sus inteligentes se eclipsará.


Deteneos y pasmaos, quedad ciegos, sin vista; borrachos, mas no de vino; tambaleándoos, pero no de licor;


Ellos han dicho: '¡Venid, tramemos un atentado contra Jeremías, pues no ha de faltar por eso del sacerdote la enseñanza, ni del sabio el consejo, ni del profeta la palabra! ¡Ea, matémosle con la lengua; no prestemos atención a ninguna de sus palabras!'.


No creían los reyes de la tierra, todos los habitantes del mundo, que el opresor y el enemigo atravesaría las puertas de Jerusalén.


Y él ha cumplido las amenazas que pronunció contra nosotros y contra los príncipes que nos gobernaban: que haría caer sobre nosotros un desastre tan grande como no ha habido jamás otro bajo el cielo, como le ha sucedido a Jerusalén.


¡Señor, he conocido tu fama; Señor, tengo un gran respeto por tu obra! ¡Hazla revivir en nuestro tiempo, en nuestro tiempo dala a conocer y en la ira acuérdate de compadecerte!


Voy a borrarlo todo de la superficie de la tierra -dice el Señor-.


El Señor os dispersará entre los pueblos, y sólo quedará de vosotros un pequeño número en medio de las naciones entre las que el Señor os arrojará.