El Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando, y
Génesis 31:42 - Biblia Martin Nieto Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán, el Terror de Isaac, no hubiera estado conmigo, tú me habrías enviado con las manos vacías. Dios vio mi dolor y el trabajo de mis manos, y ayer por la noche sentenció'. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche. Biblia Nueva Traducción Viviente En realidad, si el Dios de mi padre no hubiera estado de mi parte —el Dios de Abraham y el temible Dios de Isaac—, tú me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto tu abuso y mi arduo trabajo. ¡Por eso se te apareció anoche y te reprendió! Biblia Católica (Latinoamericana) Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y Dios Terrible de Isaac, no me hubiera asistido, con toda seguridad que tú me habrías despedido con las manos vacías. Pero Dios ha visto mis pruebas y el trabajo de mis manos y por eso anoche pronunció su sentencia. La Biblia Textual 3a Edicion Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham y el Temor de Isaac° no hubiera estado conmigo, de cierto me despedirías ahora vacío. ’Elohim ha visto mi aflicción y la fatiga de mis manos, y te reprendió anoche. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Si el Dios de mi padre, el Dios de Abrahán y el Terror de Isaac no hubiera estado conmigo, seguramente que me hubieras dejado ir de vacío. Dios ha visto mi congoja y la fatiga de mis manos, y se ha pronunciado la pasada noche'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Si el Dios de mi padre, el Dios de Abraham, y el temor de Isaac, no fuera conmigo, de cierto me enviarías ahora vacío; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche. |
El Señor descendió para ver la ciudad y la torre que los hombres estaban levantando, y
Añadió: 'Tú estás encinta y darás a luz un hijo y le llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción.
Agar dio al Señor, que le había hablado, un nombre, diciendo: 'Tú eres El Roí. He visto aquí al que me ve'.
Isaac sintió un fuerte estremecimiento y dijo: '¿Pues quién ha sido el que me ha traído la caza? Yo he comido de ella antes de que tú vinieras, y lo he bendecido, y ¡bendito será!'.
Lía concibió y dio a luz un hijo, al que llamó Rubén, pues dijo: 'El Señor ha visto mi humillación; ahora mi marido me amará'.
Y él me dijo: Levanta los ojos y verás cómo todos los machos que cubren a las ovejas son manchados y rayados, porque he visto todo lo que te ha hecho Labán.
Dios se apareció en sueños de noche a Labán, el arameo, y le dijo: 'Guárdate de hablar a Jacob, ni bien ni mal'.
Podría ahora hacerte mal; pero el Dios de tu padre me ha dicho la noche pasada: Guárdate de hablar a Jacob, ni bien ni mal.
y les dijo: 'Veo que vuestro padre ya no me mira como antes, pero el Dios de mi padre ha estado conmigo.
Que el Dios de Abrahán y el Dios de Najor -el Dios de sus padres- hagan valer el derecho entre nosotros'. Entonces Jacob juró por el Terror de Isaac, su padre.
Pues se dijo: 'Si Esaú alcanza el primer grupo y lo ataca, el otro que queda podrá salvarse'.
Levantémonos y subamos a Betel. Allí levantaré yo un altar al Dios que me escuchó en el día de mi angustia y me ha asistido en mi viaje'.
Israel partió con todo lo que tenía. Al llegar a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.
Algunos de la tribu de Benjamín y de Judá fueron asimismo a unirse a David en su refugio.
Aborrezco a los que adoran ídolos vanos, pero yo he puesto mi confianza en el Señor;
El Señor continuó: 'He visto la opresión de mi pueblo en Egipto, he oído el clamor que le arranca su opresión y conozco sus angustias.
Sólo al Señor todopoderoso tened por santo; temedle a él, sólo ante él temblad.
A ti, oh Dios de mis padres, te alabo y te doy gracias, porque me has dado sabiduría y fuerza, me has manifestado lo que habíamos pedido y nos has dado a conocer el secreto del rey'.
El mismo arcángel Miguel, cuando luchaba con el demonio disputándole el cuerpo de Moisés, no se atrevió a echarle una maldición, sino que dijo: Que el Señor te reprenda.