Jacob insistió: 'Júramelo antes'. Él se lo juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
Génesis 27:1 - Biblia Martin Nieto Isaac era ya viejo y se había quedado ciego. Llamó a su hijo mayor, Esaú, y le dijo: '¡Hijo mío!'. 'Aquí estoy', respondió él. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Biblia Nueva Traducción Viviente Cierto día, cuando Isaac ya era viejo y se estaba quedando ciego, llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: —Hijo mío. —¿Sí, padre? —respondió Esaú. Biblia Católica (Latinoamericana) Siendo Isaac ya anciano, y con sus ojos tan debilitados que no veía nada, llamó a su hijo mayor Esaú. Como le dijera: '¡Hijo mío!', Esaú respondió: 'Aquí estoy. La Biblia Textual 3a Edicion Aconteció que envejeció Isaac, y sus ojos se debilitaron hasta no ver. Entonces llamó a Esaú su hijo mayor, y le dijo: Hijo mío. Y él respondió: Heme aquí. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Con la vejez, se le nublaron a Isaac los ojos hasta quedarse sin vista. Llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: 'Hijo mío'. Él contestó: 'Aquí estoy'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y aconteció que cuando Isaac envejeció, y sus ojos se oscurecieron quedando sin vista, llamó a Esaú, su hijo el mayor, y le dijo: Mi hijo. Y él respondió: Heme aquí. |
Jacob insistió: 'Júramelo antes'. Él se lo juró, y vendió a Jacob su primogenitura.
Los ojos de Israel estaban tan achacosos por la vejez que apenas podían ver. José se los acercó, y él los abrazó y los besó.
Así lo hizo; fue a Silo, y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ver, pues, por la vejez, tenía los ojos apagados.
cuando tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los hombres fuertes, y cesen de moler las mujeres porque son demasiado pocas, y pierdan la vista las que miran por las ventanas,
Jesús respondió: 'Ni éste ni sus padres. Nació ciego para que resplandezca en él el poder de Dios.
Moisés tenía ciento veinte años cuando murió. No se habían apagado sus ojos ni se había debilitado su vigor.
Un día Elí permanecía acostado en su habitación. Sus ojos se habían debilitado y ya no podía ver.