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1 Reyes 14:4 - Biblia Martin Nieto

4 Así lo hizo; fue a Silo, y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ver, pues, por la vejez, tenía los ojos apagados.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Y la mujer de Jeroboam lo hizo así; y se levantó y fue a Silo, y vino a casa de Ahías. Y ya no podía ver Ahías, porque sus ojos se habían oscurecido a causa de su vejez.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Entonces la esposa de Jeroboam fue a la casa de Ahías en Silo. El hombre ya era anciano y no podía ver;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Así lo hizo la mujer de Jeroboam: se fue para Silo y entró en la casa de Ajías. Este ya no podía ver, tenía fija la vista por su avanzada edad.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Y así lo hizo la mujer de Jeroboam, y se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ahías. Y Ahías ya no podía ver, pues sus ojos se habían quedado fijos por la vejez.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Hízolo así la mujer de Jeroboán: se fue a Siló y entró en la casa de Ajías. Ajías no podía ya ver, porque sus ojos se habían quedado yertos a causa de su vejez.

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1 Reyes 14:4
12 Tagairtí Cros  

Isaac era ya viejo y se había quedado ciego. Llamó a su hijo mayor, Esaú, y le dijo: '¡Hijo mío!'. 'Aquí estoy', respondió él.


Los ojos de Israel estaban tan achacosos por la vejez que apenas podían ver. José se los acercó, y él los abrazó y los besó.


Un día en que Jeroboán salió de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ajías, el silonita, vestido con un manto nuevo. Estaban los dos solos en el campo.


y Jeroboán dijo a su mujer: 'Disfrázate de modo que nadie conozca que eres mi mujer, y vete a Silo. Allí está Ajías, el profeta, el que me anunció que había de ser rey de este pueblo.


La duración de nuestra vida es de setenta años, la de los más fuertes, ochenta, pero en su mayor parte no son más que trabajos y miseria, pues pasan aprisa y nosotros volamos.


cuando tiemblen los guardianes de la casa, y se encorven los hombres fuertes, y cesen de moler las mujeres porque son demasiado pocas, y pierdan la vista las que miran por las ventanas,


Moisés tenía ciento veinte años cuando murió. No se habían apagado sus ojos ni se había debilitado su vigor.


Toda la comunidad israelita se reunió en Silo y establecieron allí la tienda de la reunión. El país les estaba sometido.


Un día Elí permanecía acostado en su habitación. Sus ojos se habían debilitado y ya no podía ver.


Elí tenía noventa y ocho años, sus ojos se habían quedado fijos y ya no veía.


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