Gracias a ti derrotábamos a nuestros enemigos, por tu nombre aplastábamos a nuestros agresores.
Éxodo 17:11 - Biblia Martin Nieto Cuando Moisés tenía sus brazos alzados vencía Israel, y cuando los bajaba vencía Amalec. Tuilleadh leaganachaBiblia Reina Valera 1960 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. Biblia Nueva Traducción Viviente Mientras Moisés sostenía en alto la vara en su mano, los israelitas vencían; pero, cuando él bajaba la mano, dominaban los amalecitas. Biblia Católica (Latinoamericana) Y sucedió que mientras Moisés tenía las manos arriba, se imponía Israel, pero cuando las bajaba, se imponían los amalecitas. La Biblia Textual 3a Edicion Y sucedió que mientras Moisés tenía en alto sus brazos,° vencía Israel, pero cuando él bajaba sus brazos, vencía Amalec. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y sucedía que, cuando Moisés levantaba su mano, Israel prevalecía; pero cuando la dejaba caer, vencía Amalec. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. |
Gracias a ti derrotábamos a nuestros enemigos, por tu nombre aplastábamos a nuestros agresores.
Tú cuentas los pasos de mi vida errante, mis lágrimas están recogidas en tu odre, todo está consignado en tu libro de notas.
Josué hizo como le había ordenado Moisés, y luchó contra Amalec. Moisés, Aarón y Jur subieron a la cima de la colina.
Como se le cansaban los brazos a Moisés, tomaron una piedra y se la pusieron debajo. Él se sentó encima, y Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. De este modo los brazos de Moisés se sostuvieron en alto hasta la puesta del sol.
Sobre la necesidad de orar siempre sin desfallecer jamás, les dijo esta parábola:
Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar levantando sus manos limpias, sin ira ni rencores.
Confesaos los pecados unos a otros y rezad unos por otros, para que os curéis. La oración fervorosa del justo tiene un gran poder.
Josué no retiró la mano que tenía extendida con la jabalina hasta que todos los habitantes de Ay fueron exterminados.